¡Pancho Villa necesitaba ayuda! En su vida, había sido un líder revolucionario, un estratega brillante e incluso el presidente de México. Sin embargo en el mundo de los espíritus él se encontraba perdido y sabía que necesitaba ayuda.
Vino desde más allá de la tumba para buscar y pedirle ayuda al único hombre que sentía podía ayudarlo. Así fue cómo sucedió.
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Pancho Villa fue el Robin Hood de su época
Pancho Villa consideró que la clase dominante adinerada de México abusaba de los pobres. Se rebeló contra el gobierno por lo que formó y dirigió el ejército más grande en América Latina.
La gente lo amaba, pero para las autoridades y el gobierno de la época, era considerado un criminal, un rebelde, un hombre muy malo.
Capturados y encarcelados bajo cargo de espionaje
Durante la Revolución Mexicana, James Elbert (Bert) Whetten, era el presidente de misión en Chihuahua.
Muchos años después del conflicto, el presidente Whetten y el presidente Bentley, un presidente de estaca, fueron capturados y encarcelados por los hombres de Villa y acusados de ser espías del ejército estadounidense.
El presidente Whetten exigió hablar con los líderes que los habían detenido. Después de insistir por tres días, finalmente recibió una audiencia con Pancho Villa y sus asesores militares de alto rango.
¿Ejecución o una charla llevada por el espíritu?
Después de unas horas, el presidente Whetten descubrió que iba a ser juzgado. Fue su deber demostrarles que era un misionero de la Iglesia de Jesucristo y no un espía.
Lo que se pensó que sería un juicio muy corto, pasó a ser una sentencia de ejecución, la cual se convirtió en una charla de 3 horas sobre lo que La Iglesia estaba haciendo en México; el Libro de Mormón y los principios del Evangelio aplicados por los miembros de La Iglesia en México.
“¿Hay alguna esperanza para mí?”
Durante esta discusión, Pancho y sus principales líderes quedaron muy impresionados. De hecho, uno de sus generales, Felipe Ángeles, declaró:
“¡Estos hombres están haciendo con palabras y libros, lo que estamos tratando de hacer con armas!”
Pancho Villa estuvo de acuerdo con él y luego, dirigiéndose al presidente Whetten, le preguntó:
“He hecho muchas cosas en mi vida de las que no estoy orgulloso. ¿Crees que hay alguna esperanza para alguien como yo?”
El presidente Whetten le aseguró que había esperanza para él. Tanto Villa como Ángeles le dijeron que querían aprender más, y que después de la guerra investigarían más sobre el Evangelio.
Le dieron al presidente Whetten una carta de paso seguro a través de las áreas controladas por sus soldados, señalando que la carta también podría ser su sentencia de muerte si las tropas federales la encontraban en su poder.
Villa y sus ejércitos finalmente tomaron el poder y se formó un nuevo gobierno. Se convirtió en presidente de México. Después de UN DÍA, sin embargo, se dio cuenta de que ese trabajo no era para él. No creía que tuviera la educación o el temperamento adecuados, y VOLUNTARIAMENTE le cedió su presidencia a otra persona. El nuevo presidente inmediatamente lo traicionó y lo encarceló. Fue asesinado unos años después por sus enemigos.
La aparición de Pancho Villa
Cinco decadas más tarde, en medio de la noche, Bert Whetten se despertó de un sueño profundo y se sorprendió al ver a Pancho Villa parado sobre el suelo al pie de su cama.
Pancho parecía muy triste y pidió la ayuda del élder Whetten. Él le dijo:
“Hay una hermosa ciudad en donde todo es perfecto. He intentado e intentado entrar, pero me dicen que no puedo entrar sin tu ayuda”.
El élder Whetten, entendiendo a lo qué se refería, le respondió:
“El presidente Bentley está del otro lado del velo con usted. Él puede ayudarle”.
Pero Pancho le respondió:
“¡No! Me dijeron que no puede ayudarme”.
El élder Whetten le dijo:
“Está bien, haré lo que pueda”.
Bert Whetten y su camino a la obra del templo
A la mañana siguiente, sintiéndose motivado y decidido, Bert Whetten se levantó y se dirigió a la ciudad de Chihuahua para reunirse con la viuda de Villa y así obtener las fechas pertinentes y el permiso para realizar la obra por él en el templo. Luego Whetten viajó a Mesa, Arizona, el templo más cercano que había en esa época.
“[Bert Whetten] le dijo al presidente del templo: “Estoy aquí para hacer la obra por Pancho Villa”.
El presidente del templo se quedó sorprendido y se negó con firmeza diciendo:
“¡No, no puedes hacer eso! ¡Él era un hombre muy malo, y no hacemos la obra para personas así en el Templo!”
Cuando el élder Whetten escuchó eso, una gran sonrisa se esbozó en su rostro y dijo:
“Imaginé que me dirías eso.”
Luego sacó una carta que había recibido de la Primera Presidencia permitiéndole hacer la obra por Pancho. Quizás fue el único vivo que tenía el conocimiento para convencer a la Primera Presidencia de cómo era Pancho Villa”.
Ese día, Bert Whetten hizo la obra en el templo por Doroteo Arango (también conocido como Pancho Villa), en un acto desinteresado de servicio y amor.
Antes de que Bert Whetten hiciera la obra por él a principios de la década de 1960, Pancho Villa era considerado un villano y forajido en todo el mundo, así como en México.
Después de ese momento, sin embargo, algo cambió, y los historiadores y el secretario de educación de México comenzaron a escribir sobre él como un gran libertador. Ahora es considerado un héroe en México.
Este artículo fue escrito originalmente por Anne Hilton Pratt y fue publicado originalmente por latterdaymag.com bajo el título “When Pancho Villa Appeared Asking for Temple Work”