Pregunta
Me he equivocado tanto, que a veces me siento a pensar si de verdad Dios me perdonará por todos mis errores.
No he cometido ningún crimen, pero hice cosas que me alejaron de la presencia del Espíritu. En ocasiones, incluso me ha dado mucha vergüenza pensar en mi pasado y atreverme a orar a Dios.
Lucho contra ese sentimiento, pero no me he vuelto a alejar de Él. Sin embargo, es inevitable preguntarme, ¿hay algo que Dios no perdone?
Respuesta
Me da gusto saber que no te hayas dejado vencer por los sentimientos que surgen en ti debido a lo que sucedió antes en tu vida. Felicidades porque decidiste dar el valiente paso de regresar al Señor.
El Padre Celestial es un padre con un amor incansable. No obstante, existen dos cosas que Él no perdonará a Sus hijos e hijas.
1. Negar el Espíritu después de haber recibido un testimonio
El Salvador dejó en claro que, a través del arrepentimiento, se nos pueden perdonar todos nuestros pecados. Pero, existe una excepción que llamó como “la blasfemia contra el Espíritu”:
“Por tanto, os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
Y a cualquiera que hable contra el Hijo del Hombre le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mateo 12: 31 – 32).
Blasfemar contra el Espíritu es un pecado que no tiene perdón ni en esta vida ni en la venidera. El profeta José Smith dijo:
“¿Qué debe hacer el hombre para cometer el pecado imperdonable? Debe haber recibido el Espíritu Santo, deben habérsele manifestado los cielos, y después de haber conocido a Dios, pecar contra Él” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 443).
Después de haber recibido gran conocimiento sobre la existencia del Espíritu y que se nos haya manifestado su poder en nuestra vida, es una ofensa para Dios que lo neguemos. Por eso, es un pecado imperdonable:
“Nadie puede pecar contra la luz mientras no la tenga, ni contra el Espíritu Santo sino hasta después de haberlo recibido por el don de Dios, mediante el conducto o camino designado.
El pecar contra el Espíritu Santo, el Espíritu de Verdad, el Consolador, el Testigo del Padre y del Hijo, el negarlo y contravenirlo voluntariamente, después de haberlo recibido, constituye [el pecado imperdonable].
Nadie puede cometer el pecado imperdonable en la ignorancia.
El hombre debe llegar a tener conocimiento de Cristo; debe recibir un testimonio de Cristo en su corazón y poseer luz y poder, conocimiento y entendimiento, antes de que sea capaz de cometer ese pecado.
Cuando el hombre rechaza la verdad, profana el conocimiento que ha recibido, lo huella con sus pies, expone a Cristo a vituperio, niega Su expiación, niega el poder de la resurrección, niega los milagros que Él ha realizado para la salvación de la familia humana y dice en su corazón ‘no es verdad’, y persiste en negar la verdad después de haber recibido el testimonio del Espíritu, comete el pecado imperdonable” (“Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith”, capítulo 8).
2. Matar
Después de haber negado al Espíritu, el siguiente pecado imperdonable es matar. En Alma 39: 5 – 6, leemos:
“No sabes tú, hijo mío, que estas cosas son una abominación a los ojos del Señor; sí, más abominables que todos los pecados, salvo el derramar sangre inocente o el negar al Espíritu Santo?
Porque he aquí, si niegas al Espíritu Santo, una vez que haya morado en ti, y sabes que lo niegas, he aquí, es un pecado que es imperdonable; sí, y al que asesina contra la luz y el conocimiento de Dios, no le es fácil obtener perdón; sí, hijo mío, te digo que no le es fácil obtener perdón”.
Se considera que matar es un pecado imperdonable porque se espera que la persona que está involucrada en él, se arrepienta y restituya el daño. Sin embargo, no se puede completar el proceso de arrepentimiento porque la pérdida es irreparable:
“El segundo pecado más grave es el asesinato, lo cual es derramar intencionalmente sangre inocente. Acerca de ese pecado, el Señor ha dicho:
‘…No matarás; y el que matare no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero’ (D. y C. 42:18).
Por consiguiente, ese es un pecado imperdonable, que significa que Jesucristo no puede pagar (o ‘expiar’ o ‘perdonar’) el castigo que demanda esa ley que se ha quebrantado.
Sin embargo, ese pecado puede ser perdonable, es decir, que el pecador finalmente puede pagar completamente ese pecado y recibir un estado de exculpación.
Da la impresión de que una de las razones por las cuales ese pecado es imperdonable es que el perdón se basa en el arrepentimiento y un asesino no puede arrepentirse completamente de ese pecado ya que no puede restituir la vida que ha quitado”. (Daniel H. Ludlow, A Companion to Your Study of the Book of Mormon, 1976, pág. 222)
Entonces, negar el Espíritu después de haberlo recibido y conocido, y matar son dos pecados que Dios no puede perdonar.
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