Hay símbolos en las escrituras que parecen tan misteriosos o confusos que ni les prestamos interés. Pero a veces, detrás de esos símbolos se esconden mensajes más grandes de lo que imaginamos.
Uno de ellos es la piedra blanca con un nuevo nombre mencionada en Apocalipsis. Este símbolo representa una promesa reservada para quien vence y sigue caminando incluso cuando la vida se vuelve pesada.
Y lo más sorprendente es esto: esa promesa habla de tu futuro celestial y también de quién estás llegando a ser hoy. Si alguna vez te has preguntado si Dios nota tus esfuerzos por cambiar, este símbolo es para ti.
Una promesa íntima entre el Salvador y tú

En cuanto a este símbolo, el apóstol Juan enseñó en Apocalipsis:
“Al que venciere… le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.”
No nos confundamos. Esa piedrecita blanca no significa un premio público, sino que es algo íntimo. Algo que el Salvador escribe para ti porque Él te conoce de una manera que nadie más puede hacerlo.
Doctrina y Convenios 130:10–11 aclara mejor el misterio enseñando que la piedrecita blanca será un Urim y Tumin personal para quienes llegan a ser como Cristo.
Al momento de recibir esa piedra, Cristo nos llamará por nuestro nombre eterno que describirá nuestra verdadera identidad. Cada paso que das, incluso los que nadie ve, está esculpiendo ese nombre.
Lo que el cielo ve cuando nadie lo hace

Hay una razón por la que esta promesa es personal y es que nadie más que tú conoce tus propias batallas. Hay tentaciones que vences en silencio y varias oraciones que nadie escucha sino solo Dios y tú.
El profeta Ammón en el Libro de Mormón enseñó:
“Su mirada está sobre todos los hijos de los hombres; y conoce todos los pensamientos e intenciones del corazón; porque por su mano todos fueron creados desde el principio”.
Esa piedra blanca honra justamente los actos privados que definen quién eres. En medio de tus luchas internas, Cristo está atento escribiendo el nombre de tu piedra blanca.
Nuevamente, ese nombre no es un premio por ser “más impecable” que los demás, sino que refleja la gracia de Cristo transformando tu carácter.
Lo que esto revela sobre tu presente y futuro

Este símbolo también revela una verdad sobre la eternidad: en el cielo no dejamos de aprender, crecer, descubrir y ser enseñados por Dios.
D&C 130 nos enseña que mediante esa piedra “se darán a conocer cosas pertenecientes a un orden superior”: presente y futuro. Esto nos recuerda que la preparación para entrar en los cielos empieza ahora.
Esta preparación requiere que desde hoy elijas a Cristo sobre tu comodidad para que tu futuro eterno sea glorioso. La revelación moderna señala que:
“El que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto.”
La piedra blanca no solo nos hace pensar en lo que recibiremos en el futuro sino también en lo que estamos llegando a ser hoy.
Su mensaje es claro: Tu esfuerzo no es invisible y tu identidad eterna se está formando ahora mismo.
Fuente: Meridian Magazine



