Cristo enseñó que el camino que conduce a la vida eterna es «estrecho y angosto». Probablemente, tú y yo conocemos a personas que, por diversos motivos, han decidido no permanecer en ese camino.

Como consecuencia, en ocasiones nos sentimos incapaces de ayudarlos a regresar. Aparentemente, el problema que hace que muchos se aparten está relacionado con una o todas las razones que mencionaré a continuación.

1. Sentirse ofendido

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Imagen: Freepick

Sin duda, una de las razones más comunes por las cuales las personas se alejan de la Iglesia es porque se sintieron ofendidas por algo.

Algunas personas dejan el evangelio porque no fueron bien recibidas en la Iglesia, otras porque no recibieron las visitas de los líderes y algunas por malentendidos o discrepancias con algún miembro. Los motivos son muchos, pero la verdadera razón suele ser la misma: el orgullo.

El principal problema de aquellos que abandonan sus convenios por sentirse ofendidos es la falsa idea de que están justificados ante Dios por su decisión de irse. Ese pensamiento es completamente engañoso y, de alguna manera, egoísta.

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Imagen: Pinterest

El élder David A. Bednar dijo lo siguiente sobre este tema:

«‘La mayoría de las personas “menos activas” a las que he visitado tenían un testimonio perceptible y tierno de la veracidad del Evangelio restaurado. Sin embargo, no estaban participando en las actividades ni en las reuniones de la Iglesia…

Permítame llegar a entender bien lo que le ha ocurrido. Por motivo de que alguien en la Iglesia le ha ofendido, usted no ha sido bendecido mediante la ordenanza de la Santa Cena y se ha apartado de la compañía constante del Espíritu Santo; debido a que alguien en la Iglesia le ha ofendido, se ha separado de las ordenanzas del sacerdocio y del Santo Templo; además, ha interrumpido su oportunidad de prestar servicio al prójimo y de aprender y de progresar. Y está dejando barreras que impedirán el progreso espiritual de sus hijos, de los hijos de sus hijos y de las generaciones que les seguirán’.

Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

En muchas ocasiones, las personas se quedaban pensando unos momentos y, en seguida, respondían: ‘Nunca he pensado en ello de esa manera’…

Cuando creemos o afirmamos que se nos ha ofendido, solemos querer decir que nos hemos sentido insultados, maltratados, desairados o que nos han faltado al respeto. Y, desde luego, al relacionarnos con las demás personas, vamos a ser objeto de expresiones torpes que nos hagan sentir vergüenza, de observaciones carentes de escrúpulos y maliciosas, por las que podríamos sentirnos ofendidos.

No obstante, básicamente, es imposible que otra persona los ofenda a ustedes o que me ofenda a mí. De hecho, creer que otra persona nos ha ofendido es fundamentalmente falso, puesto que el sentirnos ofendidos es un sentimiento que escogemos experimentar y no un estado inferido a nosotros ni impuesto sobre nosotros por otra persona o cosa».

abrazo de dos personas
Créditos: Adrianna Geo, Unsplash

Con la perspectiva del élder Bednar en mente, es incomprensible que alguien, en su sano juicio, decida renunciar a tantas bendiciones temporales y eternas por un malentendido con otro miembro.

Dejemos el orgullo de lado y busquemos el perdón divino y la fuerza necesaria para «perdonar a aquellos que nos han ofendido».

Qué triste y desesperante será descubrir al final de nuestra vida que nuestra decisión nos privó de bendiciones a nosotros, a nuestros hijos, amigos y hermanos en la Iglesia, todo por un malentendido y nuestra decisión de sentirnos ofendidos.

2. El pecado

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Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Por más difícil que sea admitirlo, el pecado es a menudo la verdadera razón detrás de las «razones» por las que las personas dejan la Iglesia.

El pecado aleja al Espíritu Santo y produce culpabilidad. A su vez, sentir culpabilidad es para el espíritu y la mente lo que el dolor es para nuestro cuerpo.

Todos pecamos y necesitamos arrepentimiento constante y un cambio de actitudes y hábitos para parecernos más a Cristo.

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El problema es que el arrepentimiento exige un sacrificio que, a menudo, el pecador no está dispuesto a hacer. En lugar de pedir ayuda a su líder, en este caso, el pecador prefiere omitir, y en ese punto, la culpa vuelve a entrar en escena, creando el sentimiento de incapacidad para ser fiel.

Muchos en tal situación encuentran más fácil vivir de una manera en la que el pecado sea aceptable, en lugar de buscar ayuda, porque, al fin y al cabo, «si no hay Iglesia, no hay convenios, si no hay convenios, no hay mandamientos, si no hay mandamientos, no hay pecado».

Esa lógica se puede comparar con los niños que creen que nadie puede verlos cuando cierran los ojos. En la vida real, cerrar los ojos a los problemas no hace que desaparezcan.

3. Es muy difícil

Imagen: Maisfe.org

¿Ir a la Iglesia por dos horas? ¿Servir en un llamamiento? ¿Servir una misión? ¿Tener relaciones sexuales solo después del casarte? ¿Guardar la palabra de sabiduría, el día del reposo y dar el diezmo? ¿Ayunar?

La perspectiva de que ser un miembro fiel de la Iglesia es demasiado difícil, a veces desmotiva tanto a los miembros como a los investigadores. Sobre esto, José Smith declaró:

«Una religión que no requiere el sacrificio de todas las cosas jamás tendrá el poder suficiente para producir la fe necesaria para la vida y salvación». (Joseph Smith, «Lectures on Faith» 6:7)

La verdad exige sacrificios, pero la verdad compensa cualquier sacrificio. Los miembros que se comprometen de manera decidida a guardar los convenios pronto comienzan a ver los sacrificios como inversiones y comprenden que la bendición recibida supera con creces el precio pagado.

4. No comprender la doctrina

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En cierto modo, rara vez un miembro que comprende la doctrina de Cristo decide en su sano juicio abandonarla. Simplemente no tiene sentido, pues la comprensión del evangelio trae respuestas para las dudas de nuestra alma y las fuerzas para seguir adelante.

La Iglesia está formada, en su mayoría, por personas comunes que no tienen formación en teología o técnicas de enseñanza, pero que poseen un testimonio y el deseo de compartirlo.

El apóstol Pablo clasificó las enseñanzas del Evangelio como «leche» (principios básicos) y «carne» (entendimiento más profundo).

persona leendo las escrituras
Imagen: Freepik

Al intentar digerir la «carne» del evangelio antes de comprender y vivir los principios de la «leche», es natural que algunos miembros se sientan confundidos y no sean edificados (1 Corintios 3:1-2; Hebreos 5:12; 6:1).

El entendimiento del Evangelio es un proceso lento y gradual que exige dedicación personal, «por el estudio y también por la fe» (Doctrina y Convenios 88:118). Al buscar diligentemente, el Señor te bendecirá con conocimiento y sabiduría, convirtiendo debilidades en fortalezas y dudas en convicciones.

5. Contenido en contra de los principios de la Iglesia de Jesucristo

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Vivimos en una época en la que prácticamente toda la información sobre cualquier tema está a solo un clic de distancia, y con esta facilidad, el contenido con ataques desmedidos y drásticos contra la Iglesia son más comunes.

Este contenido negativo generalmente busca crear una atmósfera de información bombástica, haciendo que el lector concluya erróneamente que la Iglesia ha ocultado información o hechos.

Naturalmente, lo primero que se debe comprender es que el simple hecho de que algo esté escrito, impreso o incluso publicado no significa que sea verdad.

En los tiempos de Cristo, mucho se decía en Su contra, lo que generaba dudas en muchos de sus seguidores más leales. Sin embargo, nosotros no damos credibilidad a esos ataques, pues sabemos que fueron hechos por Sus enemigos.

posición de oración
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De igual forma, mucho, si no todo lo que se cuestiona sobre la Iglesia proviene de personas que no tienen una base neutral. Cuando te enfrentes a contenido contra la Iglesia de Jesucristo, antes de abandonar la fe y asumir que todo es falso, busca obtener una visión de lo que el Evangelio Restaurado enseña al respecto.

Nadie desecha todo un rompecabezas a la basura solo porque una pieza parece no encajar con todo lo demás. En este caso, uno espera hasta que otras piezas encajen, revelando así en qué lugar debería estar la pieza guardada.

De la misma manera, nunca abandones tus convenios y promesas por causa de un asuntos que no entiendes en el momento. Guarda la «pieza» y ten paciencia hasta que llegue el momento en que encuentres el lugar donde encajará.

Mantente en el camino

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Me encanta ser miembro de la Iglesia restaurada de Jesucristo y nada me da más felicidad que el Evangelio en mi vida.

Me han ofendido algunas veces, he cometido errores, he tenido crisis de fe, no comprendo todos las enseñanzas de Dios y, a veces sí, siento que el camino es difícil, pero la certeza que tengo es el combustible que me permite seguir adelante y asistir a la Iglesia un domingo más.

Tú también puedes seguir adelante. Recuerda: la verdadera razón por la que vamos a la Iglesia es Jesucristo y, en Él, todo lo podemos.

Fuente: Maisfe.org

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Seguro los has visto caminar por la calle, pero ¿Sabes qué es realmente un misionero de la Iglesia de Jesucristo? Aquí te lo explicamos con michis (para mayor claridad)🤭 #misioneros #elderes #mormones #michis #gatitos #sud #cristianos #masfe

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