Volver a la Iglesia después de una temporada lejos es una de las decisiones más valientes. Quienes pasan por eso esperan ser recibidos con amor, pero la triste verdad es que a veces pasa lo contrario.
De pronto cruzas la puerta y notas miradas extrañas y conversaciones sobre ti a tus espaldas. Es como si tu pasado te persiguiera y tu arrepentimiento tuviera fecha de caducidad.
Eso duele mucho, pero podemos sentir paz al recordar que Dios nos ve por quienes somos ahora aunque los demás no lo hagan. Si estás volviendo a la Iglesia a pesar de las críticas, este mensaje es para ti.
Cuando los demás te miden por tu pasado

Es normal que a la gente le cueste ver el cambio porque eso sucede en el interior. Es por eso que muchos se aferran a lo que fuiste porque es lo que han visto, pero Dios sí ve tu interior y ve tu cambio.
Estas no son solo palabras bonitas. Cuando el profeta Samuel buscaba al futuro rey de Israel, el Señor le enseñó:
“Jehová no mira lo que el hombre mira, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
Eso significa que tu valor no depende del recuerdo de otros. Esto también lo aprendieron los Anti-nefi-lehitas, un pueblo que originalmente fue malvado hasta que se arrepintió luego de recibir la Palabra de Dios.
Puede que al principio muchos los hayan visto por lo que fueron, pero para Dios ya eran un pueblo nuevo. Tu historia también puede ser así.
Cómo seguir adelante cuando solo recuerdan tu versión antigua

Si bien la percepción de los demás no cambia, eso puede ser una invitación para ser humildes y pacientes. El Salvador declaró:
“Al que a mí viene, no le echaré fuera”.
Si Cristo no te rechaza, no importa el resto. La verdad que debes saber es que no regresas a la Iglesia para mostrar tu cambio, sino para vivirlo. La próxima vez que alguien te recuerda tus errores, recuerda eso.
Quizás los otros miembros conozcan tu pasado, pero solo Dios ve tu proceso. Da espacio para que los demás te vean como Él lo hace. Algunos lo harán rápido y tal vez otros nunca, pero eso está bien.
Como indica una cita del programa de “Música y Palabras de Inspiración”:
“Tenga paciencia con el proceso y recuerde que cada uno de nosotros es un trabajo en progreso, una obra maestra en proceso”.
Deja que tu nueva vida hable más fuerte que las otras voces.
Tu regreso puede ser el milagro de otros

Verte seguir firme a pesar de los tropiezos pasados que hayas tenido puede ser la inspiración que alguien más necesite para volver a la fe.
El profeta Alma en el Libro de Mormón vivió una experiencia similar. Desde joven llevó una vida alejada de la fe, pero cuando se arrepintió, su cambio inspiró a muchos.
“El Señor me concede un gozo extremadamente grande en el fruto de mis obras; porque a causa de la palabra que él me ha comunicado, he aquí, muchos han nacido de Dios”. (Alma 36:25-26)
Tu regreso es evidencia de que Jesucristo todavía transforma vidas y un recordatorio de que la gracia y misericordia de Dios no tienen límites.
Regresar a la Iglesia cuando otros recuerdan tu vida pasada se siente injusto, pero si sigues firme, construirás una vida que ningún comentario derribará.



