Encontrar a alguien a quien amar y que te corresponda, una persona con la que puedes compartir una vida juntos y formar una familia es uno de los tesoros más hermosos de la Tierra.
Lamentablemente, hay algunas personas que dan por sentado lo que tienen y dejan de lado a su cónyuge, a su familia y todo lo que lograron juntos por un placer pasajero.
Esto sucede cuando dejamos que las tentaciones, disfrazadas de felicidad y novedad, nos impulsen a tomar decisiones precipitadas sin pensar en las consecuencias.
Ya sea por un romance fugaz, una aventura emocional o simplemente la búsqueda de algo diferente, sacrificar tu matrimonio eterno por un placer efímero es devastador tanto a nivel emocional, psicológico y espiritual.
El impacto de tal elección no se limita solo a los cónyuges involucrados, sino que se extiende a sus familias y, en última instancia, a su propia comprensión del amor y la lealtad.
Aléjate de la tentación
Cada persona sabe cuáles son sus debilidades. Imagen: Shutterstock
Las Escrituras nos enseñan que si hay algo que nos puede hacer caer debemos alejarnos de ello.
“Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; porque mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno”. (Mateo 5:29)
Cada persona sabe cuáles son sus debilidades, creer que no es así es simplemente una ilusión.
Si sabes que hay una interacción que puede ser peligrosa para tu relación, lo único que debes hacer es alejarte de ella.
Un encuentro casual, una mirada furtiva, un simple coqueteo puede desencadenar un espiral de emociones que, si no se controlan a tiempo, acabarán con tu matrimonio eterno.
Cuida tu relación
Busca demostrar tu afecto hacia tu cónyuge con actos de amor. Imagen: Canva
Si sientes que tu matrimonio está pasando por un periodo de rutina, aburrimiento o sientes que está perdiendo esa chispa, haz algo para recuperarla.
En lugar de ser un espectador pasivo, haz algo que pueda enamorar nuevamente a tu cónyuge. Conversen sobre el tema, abórdenlo y hagan todo lo necesario para fortalecer su relación y superar juntos esos obstáculos.
En lugar de generar profundas heridas emocionales, dolor y traición irreparables, busca demostrar tu afecto con actos de amor, comprensión, caridad y servicio.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, expresó:
“[Las] expresiones de amor y gratitud no tienen que ser floridas ni extensas. Simplemente debemos expresar amor de manera sincera y frecuente.
Debemos recordar que el decir ‘Te amo’ es solamente el comienzo. Debemos decirlo, decirlo de corazón y, lo más importante, demostrarlo constantemente. Debemos expresarlo y también demostrar el amor”.
Mantengan vivo el espíritu del romance en su matrimonio. Imagen: Canva
En la vida, siempre habrá momentos difíciles y tentaciones que pondrán a prueba nuestra fuerza de voluntad. Sin embargo, es importante recordar que el matrimonio es un compromiso que debe ser cuidado y protegido.
El presidente Russell M. Nelson enseñó:
“Mantengan vivo el espíritu del romance en [su] matrimonio. Sean considerados y bondadosos en la tierna intimidad de su vida matrimonial.
Permitan que sus pensamientos y acciones inspiren confianza. Hagan que sus palabras sean prudentes y que el tiempo que pasen juntos sea edificante.
No permitan que nada en la vida tenga prioridad sobre su [cónyuge]: ni el trabajo, ni la recreación, ni los pasatiempos”.
Piensa antes de actuar
El matrimonio es un tesoro que debe ser cuidado con esmero. Imagen: Canva
Aunque el placer prometido de una aventura puede parecer tentador en el momento, este sigue siendo fugaz, la verdadera satisfacción viene de la fortaleza y la belleza del amor eterno.
Si te encuentras en una situación en la que la tentación te toca a la puerta, tómate un tiempo para reflexionar antes de actuar.
Pregúntate qué es lo que realmente es importante para ti, qué valor tiene tu matrimonio y qué tipo de futuro deseas construir.
En definitiva, el matrimonio es un tesoro que debe ser cuidado con esmero.
Que sea siempre nuestro deseo allegarnos a nuestro cónyuge. Imagen: iStock Photos
Los placeres pasajeros son solo eso, momentos fugaces que no pueden compararse con lo sagrado y eterno y de una relación construida con amor, confianza y compromiso.
Tal vez sea bueno recordar el poderoso y directo mensaje del presidente Gordon B. Hinckley:
“La tragedia de todo esto es que algunos hombres quedan atrapados por su propia insensatez y sus propias debilidades. Tiran al viento los convenios más sagrados y solemnes que tomaron sobre sí en la Casa del Señor habiéndose sellado bajo la autoridad del santo sacerdocio.
Abandonan a sus esposas que han sido fieles, que los han amado y cuidado, que han luchado con ellos en tiempos de pobreza solo para dejarlas en tiempos de abundancia. Dejan a sus hijos sin padre y evitan con toda clase de artimañas el pago de la pensión alimenticia y la manutención de los hijos ordenadas por la corte.
La excusa de un marido, después de dieciocho años de matrimonio y cinco hijos, de que ya no ama a su esposa es, a mi parecer, una excusa débil para la violación de los convenios hechos ante Dios y la evasión de las responsabilidades que son la fuerza misma de la sociedad de la cual formamos parte”.
Que sea siempre nuestro deseo allegarnos a nuestro cónyuge y elevarnos mutuamente en lugar de elegir herir a quien prometimos amar y respetar por esta vida y toda la eternidad.
