Cuando enfrentamos una ruptura amorosa dolorosa, no solo debemos considerar las implicaciones emocionales y espirituales, sino también la dimensión psicológica de nuestras emociones y comportamiento.
No es nada fácil pasar por ello, pero debemos tener mucho cuidado, ya que en ese momento de fragilidad y necesidad emocional, podemos tomar decisiones amorosas y sentimentales que nos perjudiquen y a otras personas.
En este artículo, exploraremos la importancia de distinguir entre querer ser amado, sentir que necesitas que te amen y estar listo para ser amado.
1. Querer ser amado
Querer ser amado o amada es normal y saludable, y forma parte de la vida. Imagen: Canva
Querer ser amado es un deseo humano natural de buscar conexión y afecto en las relaciones. Este anhelo se basa en nuestra necesidad innata de amor y compañía y no necesariamente implica una dependencia emocional extrema.
Es una expresión de nuestro deseo de experimentar el amor y la conexión con otros, lo cual es saludable y común. Las Escrituras se basan en el amor y es un requisito para efectuar la obra de Dios (Doctrina y Convenios 4:5; 12:8).
Es cierto que el amor romántico no es el único tipo de amor que existe (Eros, Ludus, Storge, Manía, Pragma y Ágape), pero previendo que la meta final es alcanzar la exaltación, la cual es solo posible al cumplir todas las ordenanzas de salvación como el matrimonio en el templo, es imposible no categorizarlo como el más importante para nuestra exaltación (Doctrina y Convenios 131:1-4).
“La santificación por la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es justa y verdadera, para con todos los que aman y sirven a Dios con toda su alma, mente y fuerza”. (Doctrina y Convenios 20:31)
“Si me amáis, guardad mis mandamientos”. (Juan 14:15)
2. Necesitar ser amado
Las personas pueden confundir este deseo de compañía o validación con el deseo genuino de amar o estar en una relación. Imagen: Canva
Cuando una persona experimenta una ruptura amorosa, puede dejar un vacío emocional significativo en su vida.
Este vacío puede llevar a la necesidad de llenarlo rápidamente con la compañía de otras personas, incluso si no están necesariamente preparadas para una nueva relación.
En muchos casos, las personas pueden confundir este deseo de compañía o validación con el deseo genuino de amar o estar en una relación; esta confusión puede llevarlos a relaciones rebote, en las que las personas buscan simplemente llenar un vacío emocional.
Recuerda que “el Señor sanará a los quebrantados de corazón”. Imagen: Canva
Por ello, al ser uno de los primeros sentimientos afectivos después de una ruptura amorosa, uno debe reconocer esta situación para no lastimar a las demás personas. Todavía estás en el proceso, y no intentes saltar esta etapa.
Recuerda que “el amor perfecto desecha todo temor” (Moroni 8:16), y que “el Señor sanará a los quebrantados de corazón” (Lucas 4:18). Cuando hayas superado tus temores, sabrás que estás listo o lista para volver a amar y poder ser amado.
3. Estar listo para ser amado
Estar listo para ser amado implica haber abordado y sanado las heridas emocionales pasadas, especialmente las vinculadas con relaciones anteriores. Imagen: Canva
Esta tercera etapa es la que nos brinda no solo un deseo sincero y una seguridad emocional, sino que nos permite amar nuevamente de manera honesta. Los miedos estarán, pero los fantasmas y las heridas del pasado no interferirán para destruir la relación que estés por comenzar.
Estar listo para ser amado implica haber abordado y sanado las heridas emocionales pasadas, especialmente las vinculadas con relaciones anteriores.
Esto significa haber procesado el dolor, la tristeza y la ira asociados con las rupturas anteriores y haber llegado a un lugar donde esas emociones ya no dominan nuestra vida.
Estar listo para ser amado significa tener una opinión positiva de uno mismo y la confianza para establecer límites y tomar decisiones que sean mejores para nuestro bienestar emocional. Imagen: Canva
Una autoestima sólida también es fundamental. Estar listo para ser amado significa tener una opinión positiva de uno mismo y la confianza para establecer límites y tomar decisiones que sean mejores para nuestro bienestar emocional, incluso si eso significa estar solo en lugar de conformarse con una relación que no sea saludable.
Además, implica no depender en exceso de una relación para nuestra propia felicidad o autoestima. En lugar de buscar a alguien para “completarnos”, debemos recordar que ya somos personas completas que estamos dispuestas a compartir nuestras vidas con alguien más sin que eso sea una necesidad desesperada.
Junto a ello, una señal más de nuestra preparación amorosa, será el saber lo que realmente deseamos en una relación y estar dispuestos a comunicar nuestras necesidades y deseos de manera abierta y honesta. También significa estar dispuestos a comprometerse y trabajar en la relación para hacerla crecer y prosperar.
Cuando estemos listos para amar, estaremos dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo emocional en la relación y estaremos preparados para manejar los desafíos que puedan surgir. Imagen: Canva
Y probablemente una de las señales más importantes, será la de estar abierto a dar amor y apoyo a nuestra pareja y no solo a recibirlo. Estaremos dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo emocional en la relación y estaremos preparados para manejar los desafíos que puedan surgir.
Procura ser muy sincero y sincera contigo mismo para determinar en qué situación estás. Querer ser amado o amada es normal, natural y saludable, pero sentir la necesidad, a tal punto de la desesperación, decisión sin pensar e impulsivas, no lo es.
La sanación personal llegará a medida que te esfuerces en progresar en tu persona, y mientras busques al Señor con todo tu ser. Recuerda Sus palabras:
“El que tuviere fe en mí para ser sanado, sanará.” (Doctrina y Convenios 42:48)
Fuente: Ricky Marroquín
