Pregunta
El Libro de Mormón fue traducido de las planchas de oro, pero ¿por qué los Santos de los Últimos Días no las tienen en su posesión?
Respuesta
Casi al final del Sermón del Monte, Jesús aconsejó:
“Y guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. -(Mateo 7:15)
Luego, para responder a la pregunta de cómo discernir entre los profetas verdaderos y los falsos, dio la siguiente metáfora:
“Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos.
No puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos.
Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”. -Mateo 7:16-20
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días afirman que el Libro de Mormón es uno de los frutos del profeta José Smith, libro que tradujo de un antiguo registro escrito sobre planchas de oro.
El Libro de Mormón no es el único fruto de José Smith. Entre otros se incluyen a los profetas y apóstoles de los últimos días que nos enseñan lo que Dios desea que sepamos en nuestros días, la autoridad para presidir y administrar ordenanzas sagradas (el sacerdocio) y el conocimiento de la naturaleza eterna de las familias.
El Libro de Mormón también es la piedra angular de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Por lo tanto, lo usamos como el estándar que nos ayuda a probar:
“Al mundo que las Santas Escrituras son verdaderas, y que Dios inspira a los hombres y los llama a su santa obra en esta edad y generación, así como en las antiguas; demostrando por este medio que él es el mismo Dios ayer, hoy y para siempre”. -Doctrina y Convenios 20:11-12
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo afirman que dado que un buen fruto no puede provenir de un árbol malo, al leer, meditar y orar acerca de la veracidad del Libro de Mormón, una persona puede llegar a saber que José Smith es un profeta de Dios.
Pero, ¿y las planchas de oro? ¿Acaso el hecho de que la Iglesia no tenga posesión de las planchas no prueba que toda la historia de José Smith es un engaño?
Bueno, esa es una buena pregunta, y necesitamos más información para poder responderla con precisión.
Cuando José Smith terminó la obra que Dios quería que hiciera con las planchas de oro, incluida la traducción del Libro de Mormón, el ángel Moroni visitó a José Smith. Él compartió de esa ocasión:
“Le entregué [las planchas de oro]; y él los tiene a su cargo”. -Historia de la Iglesia 1:61
Sin embargo, Smith no era el único que había visto las planchas de oro. Finalmente se le ordenó que se les mostrara a tres testigos: Oliver Cowdery, David Whitmer y Martin Harris.
Estos hombres vieron las planchas, un ángel, y oyeron la voz de Dios mandándoles a testificar de lo que habían visto y así lo hicieron. Aquí hay un extracto del Testimonio de Tres Testigos:
“Y declaramos con palabras solemnes que un ángel de Dios bajó del cielo, y que trajo las planchas y las puso ante nuestros ojos, de manera que las vimos y las contemplamos, así como los grabados que contenían; y sabemos que es por la gracia de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo, que vimos y testificamos que estas cosas son verdaderas.
Y es maravilloso a nuestra vista. Sin embargo, la voz del Señor nos mandó que testificásemos de ello; por tanto, para ser obedientes a los mandatos de Dios, testificamos estas cosas. ”.
Pero eso no termina ahí. También se le mandó a José Smith que mostrara las planchas de oro a otras ocho personas, a quienes, al igual que a los tres testigos, se les mandó compartir su testimonio.
Estos ocho testigos no vieron un ángel ni oyeron la voz de Dios. Aquí está su testimonio:
“Conste a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos a quienes llegare esta obra, que José Smith, hijo, el traductor de ella, nos ha mostrado las planchas de que se ha hablado, las que tienen la apariencia del oro; y hemos palpado con nuestras manos cuantas hojas el referido Smith ha traducido; y también vimos los grabados que contenían, todo lo cual tiene la apariencia de una obra antigua y de hechura exquisita.
Y testificamos esto con palabras solemnes, y que el citado Smith nos ha mostrado las planchas de que hemos hablado, porque las hemos visto y sopesado, y con certeza sabemos que el susodicho Smith las tiene en su poder. Y damos nuestros nombres al mundo en testimonio de lo que hemos visto. Y no mentimos, pues Dios es nuestro testigo”.
Con los años, muchos de los testigos fueron perseguidos, tentados y probados. Finalmente, los tres testigos y la mitad de los ocho dejaron la Iglesia.
Algunos de los que se fueron eventualmente regresaron y fueron rebautizados; otros nunca regresaron. Pero ninguno de los once testigos negó haber visto las planchas y que José Smith las había traducido por el don y el poder de Dios. Incluso aquellos que estaban en contra de la Iglesia reiteraron su testimonio a lo largo de su vida.
No, no tenemos las planchas de oro en la actualidad. Pero que tengamos o no las planchas no es importante. La religión no es lo mismo que ciencia. La ciencia requiere evidencia física.
La ciencia, por muy útil que sea, debe tener evidencia tangible. Sin embargo, cualquier cristiano sabe que la realidad de Dios no se basa en evidencia tangible, algo que se pueda tocar, ver o probar.
Sé que hay un Dios, pero no lo he oído ni visto ni tocado con mis sentidos físicos. Como dijo el apóstol Pablo:
“La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. (Hebreos 11:1)
La fe en Jesucristo es el primer principio del evangelio. Ver no es necesariamente creer, y de hecho, el Señor dijo: “Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Juan 20:29). La ausencia de las planchas de oro es una prueba de nuestra fe.
Al igual que ha Dios, no he visto las planchas de oro ni he tocado los grabados en ellas.
No he visto un ángel ni he oído una voz que me declare que la traducción es correcta y que José Smith es un profeta, pero he sentido el poder innegable del Espíritu Santo testificándome que el Libro de Mormón es verdadero.
Sé que José Smith fue un profeta de Dios, porque un buen fruto no puede salir de un árbol malo.
Es mi ruego que aquellos que buscan con verdadera intención la verdad reciban la fortaleza para “tener esperanza en cosas que no se ven y que son verdaderas” (Alma 32:21) porque en muchas ocasiones en nuestras vidas “no [recibimos] ningún testimonio hasta después de la prueba de [nuestra] fe” (Éter 12:6).
Fuente: LDS FAQ