La Biblia de Ginebra es muy importante en la historia de las Escrituras, era llamada la primera “Biblia de estudio” y contenía no sólo los versículos, sino también diagramas y ayudas para el lector.
Esto incluía una serie de ilustraciones xilográficas detalladas que representaban lugares y acontecimientos bíblicos.
A los Santos de los Últimos Días nos resultarán familiares algunas de estas ilustraciones de hace más de 400 años.
Una ilustración que se debe mencionar se encuentra en 1 Reyes 7. En este capítulo del Antiguo Testamento, el rey Salomón supervisaba la construcción de múltiples estructuras, incluyendo importantes basas para el templo, la Casa del Señor.
El versículo de 1 Reyes 7:23 comienza con la descripción de un “mar fundido”, o una gran pila destinada para “lavar” en los rituales:
“Hizo asimismo un mar de bronce fundido, de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; y su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos”.
La Biblia de Ginebra comparte un representación de esta gran pila.
El élder Bruce R. McConkie creía que la función principal de este objeto era ser una pila bautismal. En “Doctrina Mormona” escribió:
“En el Templo de Salomón se colocó una pila fundida de bronce sobre las espaldas de 12 bueyes de bronce, que simbolizaban a las 12 tribus de Israel. Estepila de bronce se usaba para hacer bautismos por los vivos. No hubo bautismos por los muertos sino hasta después de la resurrección de Cristo.
Se debe recordar que toda referencia directa al bautismo se borró del Antiguo Testamento y que la palabra bautizar es de Origen griego. Algunas palabras equivalentes, tales como “lavar” se han usado por los pueblos hebreos.
Al describir la pila de bronce, el Antiguo Testamento expresa: “La pila era para que los sacerdotes se lavaran en ella“. Esto equivale a decir que los sacerdotes bautizaban en él”.
Hoy en día, los Santos de los Últimos Días creemos y realizamos bautismos por nuestros antepasados fallecidos.
Esto debido a que creemos que una persona no puede entrar al reino de Dios sin aceptar antes a Cristo como su Salvador y obedecer Su mandamiento de participar de una de las ordenanzas esenciales, es decir, el bautismo (Juan 3:7).
Sin embargo, la mayor parte de la humanidad ha vivido y fallecido sin tener la oportunidad de conocer siquiera a Jesucristo y haber sido bautizada.
Los Santos de los Últimos Días creemos que no sería justo que Dios excluyera a estas personas a causa de circunstancias que estaban fuera de su alcance. Por ello, se les da una oportunidad de aceptar el bautismo después de su fallecimiento.
Ahora, como no se puede bautizar un espíritu, las personas en vida realizan estos bautismos por los muertos en pilas bautismales en el templo. No se bautizan cadáveres, sino que son como los bautismos normales, por y en nombre de la persona que ha fallecido.
De esa manera, pueden elegir si aceptan o no esta ordenanza en el mundo de los espíritus.
Como ejemplo, tenemos 1 Corintios 15:29, que nos habla sobre el bautismo por los muertos, y el comentario bíblico de San Jerónimo, que ahondaba sobre la práctica en Corinto de algunos miembros bautizándose por sus familiares y amigos no cristianos que habían fallecido.
Felizmente, esta práctica se restauró por el profeta José Smith.
Y hasta el día de hoy, las pilas bautismales que se utilizan en los templos de la Iglesia de Jesucristo siguen el modelo de las antiguas pilas de los templos, como “un mar de bronce fundido” que se señala en el Antiguo Testamento.
A continuación, verás imágenes de pilas bautismales de todo el mundo.
Fuente: LDS Daily