La razón por la que las experiencias “espectaculares” no definen tu testimonio

dar testimonio

Muchas veces, luego de escuchar a diferentes hermanas y hermanos compartir experiencias maravillosas sobre el evangelio, también he tenido el deseo de sentir una manifestación masiva y milagrosa del Espíritu. 

No pido a Dios tener la capacidad de abrir el mar Rojo o sobrevivir dentro de una fosa de leones, pero una pequeña visita angelical sería agradable, ¿no creen?

Moisés

En ocasiones, nos afanamos por presenciar un milagroso acontecimiento para compartir nuestro testimonio. “Moses Parting the Red Sea” por Robert T. Barrett

Sin embargo, esa no ha sido mi suerte en la vida, así que me he “conformado” con las pequeñas experiencias que he tenido y he construido a partir de ellas un testimonio tan fuerte como he podido, tratando de recordarme a mí mismo que “debería estar conforme con lo que el Señor me ha concedido” (Alma 29:3).

¡Pero resulta que he estado mirando las cosas desde una perspectiva totalmente equivocada!

Cómo se constituye un testimonio real

Cientos de cuerdas elásticas pequeñas son las que dan la fuerza a las sogas para soportar fuertes impactos. Imagen: Canva

Nada ilustra mejor mi nueva perspectiva sobre el testimonio que el momento en que pasé un semestre en Nueva Zelanda y me armé de valor para hacer puenting. Mi primer salto fue pequeño (y aterrador) desde un puente con un río debajo. 

Ahora bien, después de que la cuerda de puenting demostró su fiabilidad, mi segundo salto del día (una caída de casi 42 metros a un profundo cañón) fue una experiencia estimulante y placentera.

Más tarde, en la tienda de regalos, me quedé atónito cuando vi que vendían como souvenirs trozos de cuerdas elásticas usadas. Las dos veces que salté, supuse que la cuerda dentro de la funda de tela había sido gruesa y sólida, pero, al parecer, mi salvavidas literal no había sido más que cientos de pequeñas cuerdas elásticas, cada una tan delgada que podía romperla con un solo tirón.

Necesitamos concentrarnos en las delgadas hebras que bendicen nuestra vida. Imagen: Shutterstock

Sin embargo, cuando las uní, esas hebras se convirtieron en una cuerda con la fuerza y ​​la resistencia necesarias para mantenerme a salvo.

Nuestras líneas de vida espirituales funcionan de la misma manera. En la conferencia general de abril del 2024, el élder Alexander Dushku, Setenta Autoridad General, indicó que esas pequeñas experiencias de testimonio con las que a menudo nos “conformamos” son mucho más valiosas de lo que nos damos cuenta. Explicó:

“De un pequeño y preciado momento espiritual, va creciendo un núcleo de experiencias espirituales llenas de luz. Quizá ningún rayo sea lo bastante fuerte para constituir un testimonio completo, pero juntos pueden convertirse en una luz que la oscuridad de la duda no puede vencer”.

Recopilar las experiencias cotidianas

Reflexionar sobre nuestras experiencias espirituales cotidianas nos ofrece el fundamento de un testimonio firme. Imagen: Freepik

Así que la manera de tener un testimonio fuerte y resistente —nuestra cuerda de salvamento espiritual— es acumular tantas experiencias espirituales como podamos.

No obstante, con demasiada frecuencia, cuando recopilamos mentalmente nuestras experiencias espirituales, solo buscamos las más grandes, las columnas de luz, como las llama el élder Dushku. Al hacerlo, no nos damos cuenta de todos los rayos de luz reveladora que Dios envía. El presidente Spencer W. Kimball advirtió

“Si siempre esperan lo espectacular, muchos se perderán por completo el flujo constante de la comunicación revelada de Dios”.

testimonio

Los grandes momentos se construyen mediante una continua atención a las sencillas experiencias. Imagen: Canva

El mismo principio se aplica también a los momentos que, como padres y líderes, tratamos de crear para aquellos que amamos.

En el manual “Enseñar a la manera del Salvador”, se señala:

“Si se toman en cuenta individualmente, una sola noche de hogar, una sesión de estudio de las Escrituras o una conversación sobre el evangelio tal vez no parezcan lograr mucho”, reflexiona este recurso.

“Pero la acumulación de esfuerzos pequeños y sencillos, repetidos constantemente a lo largo del tiempo, puede ser más poderosa y fortalecedora que un momento monumental ocasional o una lección histórica”, se enfatiza. 

Más que un premio de consolación

Padre Celestial

Las vivencias espirituales cotidianas son un regalo divino. “Father and Son” por Danny Hahlbohm

Mi cuerda elástica, el élder Dushku y “Enseñar a la manera del Salvador” me han ayudado a ver la verdad: las pequeñas y sencillas experiencias espirituales que acumulamos pueden ser más poderosas que la experiencia monumental ocasional.

Si mi cuerda elástica hubiera sido una sola cuerda gruesa, la más mínima grieta en el elástico podría haber tenido resultados catastróficos

Ahora bien, al estar compuesta por cientos de hilos más pequeños, si uno de ellos fallaba, todos los demás se mantendrían firmes.

Un testimonio basado en pequeñas experiencias espirituales no es un premio de consolación. Es un regalo de unos padres celestiales amorosos que quieren que tenga una línea de vida espiritual lo más fuerte posible.

Cristo es la base de tu fe

pecadores

Podemos ver la gloria de Dios en las experiencias sencillas. Imagen: Pinterest

Así como los hilos de la cuerda elástica están unidos por otros hilos que los envuelven, los hilos de nuestro testimonio se mantienen firmes gracias al amor infalible que Cristo tiene por nosotros. Nefi expresó: 

“He visto su gloria, y estoy para siempre envuelto entre los brazos de su amor (2 Nefi 1:15 ).

Sin embargo, no necesitamos tener experiencias espirituales gloriosas y grandiosas como las que tuvo Nefi para estar rodeados por el amor de Dios; solo necesitamos contemplar o ver la gloria de Dios en las experiencias sencillas que Él nos da. 

Debemos apreciarlas como dones hermosos y asegurarnos de que sean “pequeños momentos espirituales preciados”, como dijo el élder Dushku.

Cuando dejemos de anhelar manifestaciones espirituales milagrosamente grandes, podremos ver que nuestras pequeñas manifestaciones espirituales son milagrosamente abundantes. 

Y no solo al tener estas experiencias, sino que también al atesorarlas, formarán un salvavidas espiritual lo suficientemente resistente para ayudarnos a superar los altibajos de la mortalidad y para que, cuando el Señor nos pida amorosamente que demos un salto de fe, tengamos la confianza para hacerlo.

Fuente: LDS Living

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