Nota del editor: Este es un artículo de opinión que busca ofrecer una reflexión sobre un tema que recientemente ha generado conversación en redes sociales.
Se ha viralizado un video donde el presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, menciona —aunque de manera breve — la posibilidad de madres celestiales. Sí, en plural.
En medio de reacciones que van desde la confusión hasta la emoción, el tema de nuestra Madre Celestial vuelve a la conversación pública entre miembros de la Iglesia y amigos curiosos por entender más sobre esta doctrina sagrada… y discreta.
Pero más allá del debate doctrinal, este puede ser un momento poderoso para recordar cómo enfrentar preguntas difíciles con fe, humildad y visión eterna.
¿Qué sabemos realmente?
Sabemos que somos hijos de Padres Celestiales. Lo decimos cada vez que cantamos con el alma:
“Soy un(a) hijo(a) de Dios…”
Y desde 2019, las mujeres jóvenes de todo el mundo repiten con convicción en su nuevo lema:
“Soy una hija amada de Padres Celestiales, con una naturaleza divina y un destino eterno”.
Este lenguaje —usado oficialmente por la Iglesia— implica que sí creemos en una Madre Celestial. Sin embargo, se ha revelado muy poco sobre Ella. Y cuando algo es tan sagrado y reservado, también lo es nuestro enfoque al hablar de ello.
¿Y si la pregunta más importante no es “cuántas”, sino “cómo vivir con fe”?
A mi parecer, el presidente Oaks no presentó una declaración oficial de doctrina, pero sí ofreció un testimonio sincero dentro de un contexto espiritual. Como otros líderes lo han hecho antes, reconoció con humildad que hay verdades eternas que aún no han sido reveladas en su totalidad.
Y eso está bien.
En lugar de dejarnos atrapar por lo que aún no sabemos, ¿por qué no aferrarnos con más fuerza a lo que sí sabemos? Que Dios es bueno. Que el plan es justo. Que la expiación de Jesucristo nos asegura un destino glorioso y eterno junto a nuestros seres amados.
La fe también se trata de confianza
No sabemos con exactitud cómo serán las relaciones familiares en la eternidad, pero sí sabemos que el cielo será un lugar de amor, justicia, plenitud y gozo.
Y sí, creemos que nuestras relaciones eternas reflejarán eso.
¿Por qué me conmueve saber que tengo una Madre Celestial?
Porque me da un sentido más profundo de identidad. Porque si soy hecha a Su imagen, entonces puedo aspirar a reflejar su luz, su sabiduría, su compasión.
Y porque en un mundo que a veces olvida el valor eterno de lo femenino, saber que hay una Madre Divina me recuerda que mi potencial es sagrado.
Una invitación a los padres y líderes
Si este tema ha llegado a las preguntas de tus hijos, de tu clase o de tus amigos… este es un gran momento para enseñar cómo navegar preguntas complejas con madurez espiritual.
Empezando por lo que sí sabemos
Admitiendo lo que aún no se ha revelado
Y confiando en que Dios revelará todo lo necesario en Su debido tiempo
Mientras tanto…
Podemos seguir cantando con más fe, orando con más intención y viviendo con más confianza en nuestro destino eterno.
Porque no importa cuántas preguntas tengamos, la respuesta más profunda sigue siendo Jesucristo.
Y gracias a Él, algún día, conoceremos la verdad de todas las cosas.
Si quieres saber más sobre nuestra Madre Celestial, te comparto un video que hice y una lista de artículos sobre el tema, espero te guste tanto como a nosotros:
Lista de artículos:
- La doctrina de la Madre Celestial: El valor de toda mujer es esencial para el Plan de Dios
- ¿Qué escritura demuestra la existencia de una Madre Celestial?
- Entendiendo a la Madre Celestial según nuestras creencias
- La especulación sobre nuestra Madre Celestial no nos llevará a un mayor conocimiento espiritual
- El día en que José Smith tuvo una visión de la Madre Celestial
