Del 11 al 13 de septiembre de 2025, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y la Rainbow PUSH Coalition organizaron una campaña de ayuda alimentaria que alcanzó a más de mil familias en Chicago.
La acción, coordinada por la plataforma JustServe, movilizó dos camiones semirremolque con alrededor de 70.000 libras de productos. Voluntarios clasificaron y empacaron los alimentos en bolsas que se entregaron en distintos vecindarios.
Desarrollo de la campaña

La fecha elegida coincidió con el inicio del ciclo escolar, cuando los gastos familiares aumentan por útiles, transporte y otros servicios. Con este contexto, los organizadores buscaron reducir la presión económica de muchas familias locales.
El reverendo Jesse Jackson, fundador de la Rainbow PUSH Coalition, asistió a las jornadas y destacó la necesidad de unir esfuerzos para responder a las carencias de la comunidad. Su presencia, pese a sus problemas de salud, envió un mensaje de compromiso y solidaridad.

Líderes de la RPC, como el reverendo Bobby Lewis y la reverenda Janette C. Wilson, dirigieron la planificación y el trabajo en terreno. Por parte de la Iglesia de Jesucristo, el élder Steven D. Shumway coordinó la participación de voluntarios y la entrega de los alimentos.
Al final de la campaña, los organizadores donaron los productos sobrantes a una despensa local, lo que garantizó que toda la ayuda llegara a los hogares que la necesitaban.
La iniciativa mostró el impacto de la cooperación interreligiosa. Dos organizaciones con trayectorias distintas lograron unir recursos y personas en un esfuerzo común.
Ejemplo de solidaridad

Para la Rainbow PUSH Coalition, el proyecto reforzó su misión de justicia social desde un enfoque práctico. Para la Iglesia de Jesucristo, representó una extensión de su programa global de ayuda humanitaria. Según sus reportes, en 2024 la institución destinó cerca de 1.45 mil millones de dólares a proyectos de asistencia en 192 países y territorios.
Las familias que recibieron los alimentos no solo llenaron sus despensas, también encontraron un margen para atender otras necesidades inmediatas.

Para algunos, el apoyo significó poder pagar transporte, cubrir servicios o comprar materiales escolares. Aunque estas iniciativas no resuelven de raíz el problema de la inseguridad alimentaria, ofrecen un respiro real y demuestran el valor de la acción organizada.
Chicago enfrenta, como muchas otras ciudades, tasas altas de inseguridad alimentaria que afectan de forma particular a los sectores con menos recursos. Este tipo de colaboraciones evidencian que, aunque los desafíos son grandes, la unión entre organizaciones de fe y comunitarias puede generar soluciones rápidas y visibles.
El proyecto no se limitó a entregar bolsas de alimentos; se convirtió en un ejemplo de cómo la solidaridad interreligiosa puede traducirse en acciones directas que marcan la diferencia en momentos críticos.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org
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