La noche del 5 de noviembre, el productor argentino Bizarrap lanzó su sesión número #0/666 junto al artista puertorriqueño Daddy Yankee, el llamado “rey del reggaetón” durante más de dos décadas.

En pocos minutos, el video superó millones de reproducciones y, como era previsible, se convirtió en tendencia global. Sin embargo, lo que nadie anticipaba era el tono de la letra dentro de su pegajoso ritmo: introspectivo y lleno de referencias sobre su relación con Dios y los cielos de una manera sutil.

Entre los beats y la producción impecable, hay frases que reflejan verdades profundas sobre la vida, el amor y lo eterno y aquí te lo compartimos.

Un mensaje escondido entre ritmos y versos

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En medio del ritmo característico urbano y la producción de Bizarrap, Daddy Yankee abre el coro con una frase inesperada:

“Cuando me vaya de aquí, nada me llevo.”

Esa simple oración tiene una fuerza espiritual enorme. Nos recuerda que nada de lo material nos acompaña cuando partimos. Como enseña Job 1:21

“Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá.”

Vivimos rodeados de cosas, metas y logros, pero al final lo único que permanece es lo que hacemos con amor y propósito.

El amor que nunca falla

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Más adelante, la canción dice: 

“Solo me voy con un amor verdadero.”

Y ahí hay otra verdad que resuena con poder. El amor verdadero no se trata de cuánto amamos nosotros, sino de cuánto nos ha amado Dios.

En 1 Juan 4:10 leemos: 

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros.”

Ese amor perfecto es Cristo. Es el único que no cambia, el que permanece cuando todo lo demás se desvanece.

Mirar al cielo sin dejar de pisar la tierra

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Luego, Daddy Yankee canta: 

“Los pies en la tierra, siempre mirando al cielo.”

Esa frase, aunque parezca simple, encierra una forma de vivir el evangelio cada día.

Colosenses 3:2 nos enseña: 

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”

Eso no significa desconectarnos de la realidad, sino vivir con equilibrio: trabajando, soñando, sirviendo, pero sin perder de vista lo eterno.

Porque sí, podemos vivir con los pies firmes en el suelo, pero con el corazón apuntando al cielo.

Un eco de lo divino

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Al final, puede que no todos escuchen lo mismo en esta canción. Pero quienes estén buscando algo más que ritmo podrán reconocer la invitación detrás de las palabras: mirar hacia lo que permanece.

Porque la música pasa. La fama pasa, pero lo eterno no. Y quizá ahí está el verdadero giro de esta historia: no es la canción la que sorprende… es el corazón que la canta.

Quizás Daddy Yankee no se lo esperaba al escribir esta canción, pero sus palabras hacen eco de verdades que como Santos de los Últimos Días también compartimos. A veces, Dios nos habla de maneras inesperadas, incluso a través del arte, la música o una letra que no esperábamos conectar con la fe.

Cristo viene pronto, y mientras esperamos Su regreso, vale la pena recordar que lo que realmente importa no es lo que tenemos, sino lo que somos delante de Él.

Fuente: TikTok

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