En la Iglesia encuentras personas especiales que con el tiempo se vuelven en tus amigos más leales con quienes compartes misiones, clases de Instituto, e incluso oportunidades de servicio. Esos amigos realmente dejan huella.
Sin embargo, el tiempo pasa y a veces la fe de esos amigos se desvanece hasta llegar al punto en que deciden alejarse de la Iglesia. De pronto, tu relación de amistad inevitablemente cambia y sientes un vacío.
Aunque nadie te enseña qué hacer cuando eso ocurre, es posible seguir conectando con esos amigos aun a pesar de tener ideas distintas.
Decidir tu reacción antes de actuar
Cuando un amigo se va de la iglesia, a veces sientes miedo o incluso enojo. Algunos se preguntan si podrían haber hecho algo para evitarlo. Entonces, corren a “rescatar” a ese amigo. Aunque es un gesto noble, antes de hacerlo es mejor tomar un tiempo para decidir cómo reaccionar.
Si buscas a tu amigo con angustia, terminarás proyectando esa angustia. Si lo haces desde el amor, ellos sentirán tu amor. Y eso cambia todo.
En la Conferencia General de octubre de 2013, el élder Uctdorf pronunció unas palabras de amor para “esos amigos”.
“Para quienes se han separado de la Iglesia, les digo, mis queridos amigos, que aún hay lugar para ustedes aquí.”
Si te tomas un tiempo para entenderte y luego mirar a tus amigos desde la relación que aún existe, podrás expresarles ese mismo amor que compartió el élder Uchtdorf. Sentirán que aún hay un lugar para ellos.
Acompañarlos sin controlar sus caminos
Aquí es donde muchos se preguntan: ¿Le escribo? ¿Lo invito a comer? ¿Espero a que vuelva? Pero la pregunta que en realidad deberían hacerse es: ¿Qué necesita mi amigo de mí como persona, no como miembro?
No intentes presionar ni predicar. Solo así tus amigos dejarán de verte como “el amigo de la iglesia”. Ellos necesitan que los escuches y los abraces sin juzgarlos. El Libro de Mormón lo define así:
“Llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo”. (Mosíah 18:9)
No dice “corregir al que se equivoca”, ni “convencer al que se fue”. Dice consolar y eso se puede traducir en acompañar o simplemente estar para quien te necesite, incluso aquellos que se hayan alejado de la fe.
Lo único que impide que una amistad muera es la decisión de cuidarla.
Mantente conectado a tu fe aun si sus caminos cambian
Una de las partes más difíciles de este proceso es que el cambio de tus amigos puede desafiar tu fe. Quizás te sientas confundido, o incluso atraído por preguntas que nunca antes te habías hecho.
Es normal que eso pase, pero sus decisiones espirituales no tienen por qué invalidar tu fe.
Una de las conexiones más importantes que debes cuidar cuando un amigo se aleja de la iglesia es tu conexión con Cristo. El élder Dale G. Renlund declaró que:
“Al conectarnos con el poder de Dios, nos convertimos en nuestra propia pororoca, capaces de ir contra la corriente del mundo, a lo largo de nuestra vida y por las eternidades.”
Cuando te mantienes conectado a Él, no necesitas temer los caminos distintos que tomen los demás incluso tus amigos. El poder de Dios te mantendrá firme en tu fe.
Si tienes amigos que hayan abandonado la iglesia, deja que tu fe les siga iluminando. Esta puede ser una oportunidad para aprender a amar desde el corazón más allá de las creencias compartidas.
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@masfe.org Aunque fuera parezca más atractivo, nada puede reemplazar la paz que trae seguir a Dios ❤️🩹 #contenidocristiano #jovenescristianos #volver #iglesia #mormonestiktok
