Conductora de TV comparte 3 principios que la ayudan a estar firme en el evangelio

Este artículo fue escrito por Brooke Walker.

La televisión en vivo no es realmente como lo piensas. 

La adrenalina, la energía, la presión. Todo se fusiona en un conteo regresivo, al igual como se ve en las películas. 

El director del set grita “¡faltan 10 segundos!”, el estudio se queda en silencio, y la cuenta regresiva avanza a “5, 4, 3, 2…”

Luego escuchamos: “¡Al aire!”

Es un momento que genera nervios para algunos. Sin embargo, después de conducir programas de televisión por más de una década, esa pequeña frase se ha vuelto muy familiar, incluso muy reconfortante para mí.

Set de Grabación. Imagen: Canva

No implica que produzcamos contenido de manera descuidada, apresurada y sin cuidado.

Si hemos hecho nuestro trabajo, si hemos llevado a cabo la investigación, la práctica y la preparación necesarias, la frase “al aire” puede brindar una confianza y seguridad que solo aquellos lo suficientemente locos para trabajar en la televisión en vivo pueden apreciar completamente.

Lo curioso es que también me encuentro repitiendo esta frase en mi vida personal. De hecho, es algo que suelo hacer todos los días y hago lo que he llegado a llamar una “oración que está al aire”. 

El productor grita: ¡Al aire!. Imagen: Canva

Es posible que puedas identificarte con este tipo de situaciones. Por ejemplo: cuando tu hijo acude a ti con una pregunta personal, cuando un amigo confía en ti y comparte sus luchas internas contigo o cuando tu hermana te cuenta sobre una carga emocional que le ha estado afectando. 

En situaciones como estas, de manera silenciosa, pero sincera, inicio una especie de “Ave María”. 

En ese mismo instante, invito al Espíritu Santo a ayudarme a decir lo correcto, ofrecer el apoyo adecuado o, incluso, tener la expresión adecuada en mi rostro mientras escucho a la otra persona. 

hombre orando

El Espíritu Santo puede responder con “estoy aquí”. Imagen: Canva

Al igual que en los instantes previos a una transmisión en vivo en televisión, el éxito de una oración como esta radica en gran medida en mi preparación.

Si he cumplido con mi parte, cuando pronuncio “al aire”, el Espíritu Santo responderá con “aquí estoy”.

Entonces, ¿cómo podemos prepararnos para esos momentos espirituales y sentir la presencia del Espíritu con mayor frecuencia en nuestra vida?

Estas son tres conclusiones que obtuve gracias al discurso del presidente Henry B. Eyring durante la conferencia general de octubre de 2023.

1. Ser semejantes a Cristo en lo que pensamos y decimos

La parte de “decir” y “hacer” fue la que realmente me atrapo. Imagen: Canva

El presidente Eyring enseñó

“Todos pensamos, decimos y hacemos cosas a diario en nuestra vida que pueden ofender al Espíritu”.

La parte de “decir” y “hacer” fue lo que más me impactó. 

Controlar mis acciones parece ser más fácil en comparación con el desafío de controlar mis pensamientos y palabras; eso requiere verdadera disciplina. Se necesita más conciencia. Se necesita más precisión. ¿Cómo lo logramos?

Las escrituras nos enseñan que la caridad juega un papel muy importante: 

familia orando de rodillas

Necesitamos estar más cerca al Señor. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

“Deja también que tus entrañas se llenen de caridad para con todos los hombres, y para con los de la familia de la fe, y deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente… El Espíritu Santo será tu compañero constante”.  (Doctrina y Convenios 121: 45-46) 

Llenamos nuestro corazón de amor hacia los demás y nuestra mente con pensamientos positivos, en otras palabras, intentamos ser como Jesús.

Si los pensamientos y acciones pueden alejar al Espíritu, ciertamente también pueden acercarnos a él. Y necesitamos esa cercanía.

familia cantando y tocando el piano

¿Cómo podemos actuar? Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Encuentro que un lugar fácil para practicar esto es en un almuerzo con mis amigas, cuando todas se sienten a gusto y la conversación fluye. Esforzarse por honrar a la mujer que no está en la mesa nos lleva a ese lugar de caridad. 

Cuando su nombre aparece… ¿cómo debo responder?, ¿cómo puedo representarla y defenderla y dar testimonio de su bondad frente a sus debilidades?

2. Demostrar humildad

mujer viendo al cielo

A veces quiero una respuesta inmediata del Señor. Imagen: Canva

Cuando estoy confundida o siento que no estoy recibiendo una respuesta, suelo pensar en una de dos cosas:

  1. El Señor confía en que puedo usar mi intelecto en ese momento y tomar una decisión. 
  2. Es un no. 

Sin embargo, el presidente Eyring nos da una tercera posibilidad

“Si desean obtener la compañía del Espíritu Santo, deben desearlo por los motivos apropiados. Sus propósitos deben ser los propósitos del Señor. Si sus motivos son demasiado egoístas, les resultará difícil recibir y sentir las impresiones del Espíritu.

 

mujer sonriendo

El Padre Celestial ve la perspectiva eterna, que siempre nos dará lo mejor. Imagen: Canva

 

La clave para mí y para ustedes reside en querer lo que quiere el Salvador. Nuestros motivos deben estar impulsados por el amor puro de Cristo. Nuestras oraciones deben expresar esto: ‘Todo lo que quiero es lo que Tú quieres. Hágase Tu voluntad’”.

Apreció realmente este recordatorio: examinar a quién estoy siguiendo realmente, cuál es el propósito y la idea que estoy promoviendo.

Para mí, esto parece abordar las preguntas teniendo en cuenta el panorama general. Mi instinto predeterminado como ser humano está en el aquí y ahora. Por el contrario, el Padre Celestial ve tiene una perspectiva eterna y siempre querrá lo mejor para nosotros.

3. Practicar el arrepentimiento diario para permanecer sensibles al Espíritu Santo 

hombre orando

¿Digo “lo siento” tan a menudo como digo “por favor, ayúdame”? Imagen: Canva

Escuchamos todo el tiempo que el arrepentimiento debería ser una práctica regular, pero es fácil excusarse de ese consejo si nuestro “pecado” no se ajusta a la definición de un pecado definido en la Biblia.

A medida que analizo y considero mis ofensas más pequeñas y por las cuales arrepentirme, se abren oportunidades y recordatorios para pedir perdón. ¿Digo “lo siento” tan a menudo como digo “por favor, ayúdame”?

El presidente Eyring nos enseña que el arrepentimiento regular nos mantendrá en el camino y nos posicionará para recibir al Espíritu Santo.

Puedo mejorar en esto. Tengo que ser mejor en esto para que, como Nefi, el Espíritu esté listo para guiarme cuando yo “[no sepa] de antemano las cosas que debo hacer”.

hombre sentando mirando a otra personas

Ante eso, yo digo: aquí vamos. Imagen: Canva

Y si eres alguien que siente muy fuerte la presencia del Espíritu Santo en tu vida, recuerda la razón. 

Según el presidente Eyring, aquella es “una dulce evidencia de que la Expiación está actuando en tu vida”.

En última instancia, no son nuestras acciones las que nos otorgan acceso al Espíritu Santo, sino la Expiación del Salvador. Es a través de Jesucristo que podemos tener al Espíritu Santo como nuestro compañero constante. 

Ante eso, yo digo: “al aire”.

Fuente: LDS Living

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