El presidente Russell M. Nelson, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ha hablado repetidamente acerca del perdón en los últimos meses, no tengo dudas que lo ha hecho por revelación pero también porque él mismo ha sido bendecido al ser perdonado.
Presidente Russell M. Nelson durante una sesión de conferencia general. Imagen: The Church News
Durante los primeros días de su carrera como cirujano cardiaco, el presidente Nelson vivió una experiencia traumática que lo atormentó durante casi 6 décadas.
“Sé por experiencia personal que el perdón bendice tanto al que perdona como al que es perdonado”, dijo el presidente Nelson, decimoséptimo presidente de la Iglesia y destacado cirujano cardíaco e investigador médico.
El presidente Nelson compartió esta historia personal en la Pascua del 2023:
“Tres hijos de Ruth y Jimmy Hatfield padecían de cardiopatía congénita. Buscaron mi ayuda como cardiocirujano para sus dos hijas, Laural Ann y Gay Lynn.
Se me partió el corazón cuando ambas niñas fallecieron después de que yo, las operara. Con razón, Ruth y Jimmy quedaron destrozados. Y me culparon a mí.
Durante casi seis décadas”, continuó el presidente Nelson, “me ha atormentado esa situación. Estuve afligido por los Hatfield y varias veces traté de comunicarme con ellos, pero sin éxito”.
Sin embargo, hace unos años, el presidente Nelson volvió a ponerse en contacto con la familia Hatfield y esta vez ya estaban dispuestos a reunirse con él.
“Me arrodillé, y derramé mi corazón. El Espíritu del Señor prevaleció. Me perdonaron. Y resultó ser un punto de inflexión en su vida y en la mía. Ahora atesoro la amistad que comparto con los Hatfield”, cuenta el presidente Nelson con gran emoción.
El presidente Russell M. Nelson y su esposa, la hermana Wendy Nelson, aparecen en la fotografía con la familia Hatfield y sus amigos afuera del Templo de Payson, Utah, en noviembre de 2015, después de que el presidente Nelson sellara a Ruth y Jimmy Hatfield y a sus cuatro hijos. Jimmy Hatfield está a la izquierda del presidente Nelson.
“Piensen en su valor y humildad. Ellos estuvieron dispuestos a dejar de lado viejas heridas. El Espíritu del perdón los liberó de cargas que habían llevado durante casi 60 años”.
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