Lo que sucedió cuando un erudito cuestionó las revelaciones de José Smith

José Smith en un bosque de rodillas observando fijamente las planchas de oro en sus manos

Dios obró a través del profeta José Smith para revelar asuntos importantes sobre Su reino. Varias de estas revelaciones se encuentran en Doctrina y Convenios.

Sin embargo, antes de que este libro fuera considerado como una “Escritura”, un hombre instruido cuestionó dichas revelaciones.

José Smith, por William Whitaker

José Smith por William Whitaker

Durante 1830 y 1831, José Smith ya había recibido varias revelaciones y muchas de ellas las había registrado. En el otoño de 1831, consideró que estas revelaciones, más las que había registrado anteriormente, eran de importancia suficiente para justificar su publicación como libro.

Con este propósito, José invitó a los miembros del sacerdocio a reunirse en Hiram durante los dos primeros días de noviembre de 1831. Luego, le propuso a ese grupo que sesenta o más revelaciones fueran aceptadas como escrituras canonizadas y que se publicaran bajo el título de “Libro de Mandamientos” (más tarde denominado Doctrina y Convenios).

El grupo hizo un estudio de los escritos compilados y, algunos miembros presentes, objetaron el lenguaje que se usó para las revelaciones.

José y Emma Smith.

José y Emma Smith. Foto: Stuart Johnson, Deseret News

Durante esta reunión, se reveló la sección 1 de Doctrina y Convenios, como se indica en el prefacio de la compilación propuesta. El Señor aconseja paciencia con respecto al lenguaje de José Smith:

“He aquí, soy Dios, y lo he declarado; estos mandamientos son míos, y se dieron a mis siervos en su debilidad, según su manera de hablar, para que alcanzasen entendimiento”. (Doctrina y Convenios 1:24)

José Smith

Prophet and Seer by Simon Dewey

Sin embargo, William E. McLellin todavía no estaba convencido y finalmente, desafió abiertamente al profeta, alegó que José había inventado algunas partes de las revelaciones. Debido a esta impugnación se recibió la Sección 67 de Doctrina y Convenios:

“Y ahora yo, el Señor, os doy un testimonio de la verdad de estos mandamientos que se hallan delante de vosotros.

 

Vuestros ojos han estado sobre mi siervo José Smith, hijo; y su lenguaje y sus imperfecciones habéis conocido, y en vuestro corazón habéis procurado conocimiento para poder expresaros en un lenguaje superior al suyo. Esto también lo sabéis.

 

Ahora, escoged del Libro de Mandamientos el menor de entre ellos, y nombrad al que de vosotros sea el más sabio; y si hay entre vosotros alguien que pueda hacer uno semejante, entonces sois justificados al decir que no sabéis que son verdaderos; mas si no podéis hacer uno semejante, estáis bajo condenación si no testificáis que son verdaderos.

 

Porque sabéis que no hay injusticia en ellos, y lo que es ajusto desciende de lo alto, del Padre de las luces”. (Doctrina y Convenios 67:4-9)

José Smith, profeta de la Iglesia de Jesucristo

José Smith, profeta de la Iglesia de Jesucristo. Imagen: JosephSmith.net

Jeffrey R. Holland, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió:

“McLellin, por supuesto, pensó que era capaz de aceptar el desafío. Solo un maestro de escuela podía sentirse tan bien preparado, un recordatorio que nos debe poner a pensar a quienes trabajamos en el Sistema Educativo de la Iglesia.

 

Estando aislado de los demás intentó escribir lo que él pensó que se oía como una revelación. Pero, él mostró tener, según las palabras del profeta José, ‘más erudición que sentido común’.

 

Después de una larga noche, se presentó el 2 de noviembre ante los asistentes a la conferencia, y con lágrimas en los ojos, rogó obtener el perdón del profeta, de sus hermanos y del Señor.

 

Había fracasado rotundamente, ya que prácticamente no pudo escribir una sola palabra. Que alguien tan respetado tuviera ese lamentable fracaso, causó un efecto profundo en la conferencia.

 

Por turnos, cada poseedor del sacerdocio se levantó y dio testimonio con respecto a los tratos de Dios con el profeta José y las revelaciones que se habían dado.

 

Al terminar los testimonios, la conferencia autorizó la publicación de las revelaciones del Libro de Mandamientos y designó a Oliver Cowdery para que fuera a Independence, Misuri, y supervisara su publicación”.

Esta fue una experiencia notable para el profeta José Smith, los fieles y los escépticos que tuvieron que trabajar para hacer las paces con su propia conciencia y el Señor.

antiguo testimonio

José Smith. Foto: La Iglesia de Jesucristo

De hecho, se puede comprender el sentimiento de la frase que el profeta José registró ese día: “Fue una tremenda responsabilidad escribir en el nombre del Señor”.

Seguramente, lo fue, y ahora William E. McLellin y los otros ya lo entendían también:

“Quizás una vez más vemos aquí la sabiduría del Señor al escoger literalmente a un joven inculto para ser el vaso por medio de quien hablaría.

 

En vista del fracaso del educado McLellin, quedó claro que ni el profeta José ni ningún otro hombre sería capaz, por sí mismo, de revelar profecías que se cumplirían o de escribir revelaciones que contuvieran el peculiar espíritu de la divinidad.

 

En una ocasión el élder Orson F. Whitney indicó que un presumido insulso, burlándose de los proverbios de Salomón había dicho: ‘Cualquiera puede escribir unos cuantos proverbios’. La respuesta fue simple, ‘inténtalo con unos pocos’”. (Smith, History of the Church, 1:226)

libro de mormón

By the Gift and Power of God, por Simon Dewey.

Luego, el élder Holland concluyó:

“En términos de su mensaje inherente y la breve, pero dramática confrontación de la cual surgió, la sección 1 establece para todo el libro y para nosotros el papel profético, el proceso divino, la realidad de la revelación del Todopoderoso y la imposibilidad de fingir, engañar y falsificar. Pronto en estos casos se descubren impostores, hombres que son solo hombres y no hombres de Dios”. (Jeffrey R. Holland, “The Lord’s Preface”)

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Lucas Guerreiro y publicado en Mais Fe con el título “Quando um homem instruído questionou as revelações de Joseph Smith“.

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