El gárment del templo, también conocido como “gárment del santo sacerdocio”, es una vestimenta sagrada usada por miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que han hecho convenios en el templo.
Para los miembros de la Iglesia, es más que una prenda de vestir: es un recordatorio diario de la relación personal con Dios y del compromiso de seguir a Jesucristo.
Pero, ¿cómo surgió esta vestimenta sagrada? ¿Siempre tuvo la misma forma y función? Con el tiempo, el gárment ha pasado por cambios importantes, tanto en su diseño como en su confección, para responder mejor a las necesidades de los miembros, sin perder su significado simbólico.
En este artículo, exploraremos esas transformaciones, comenzando con lo que las Escrituras enseñan sobre vestiduras sagradas y cómo se conecta con el uso del gárment en la actualidad.
¿Qué son los gárments y qué simbolizan?
Desde la antigüedad, las vestiduras religiosas han sido símbolos de devoción y de convenios con Dios. La Biblia menciona varias veces el uso de ropa sagrada con propósitos espirituales:
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En Génesis 3:21 leemos que, tras la caída, el Señor hizo “túnicas de pieles” para Adán y Eva, simbolizando el cuidado divino y el inicio de una nueva vida bajo convenios sagrados.
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En Números 15:37–41, el Señor instruyó a los hijos de Israel a usar “flecos” en sus vestiduras como recordatorio de los mandamientos.
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En Éxodo 28, Dios mandó a Moisés preparar “vestiduras sagradas” para Aarón y sus hijos, para ministrar en el tabernáculo “para honra y hermosura”.
Estas referencias muestran que, desde el principio, la ropa simbólica ha sido parte esencial de la adoración y de los convenios con el Señor.
En tiempos modernos, los santos de los últimos días que reciben la investidura en el templo pasan a usar el garment como un recordatorio físico de sus convenios con Dios. Aunque se usa discretamente bajo la ropa común, su significado es profundo.
El origen del gárment: de Nauvoo a los primeros modelos
El uso de los gárments en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días comenzó en 1842 bajo la dirección del profeta José Smith.
Ese año, en Nauvoo, Illinois, introdujo la ceremonia de la investidura a un grupo selecto de miembros, el llamado Cuórum de los Ungidos. Como parte de esa ordenanza sagrada, se presentó una vestimenta especial: el gárment.
El primer modelo era muy distinto al actual. Se parecía a los “union suits” de la época (ropa interior de una sola pieza), hechos de algodón sin blanquear, sin botones, con cordones y que cubrían el cuerpo desde el cuello hasta los tobillos y las muñecas.
Además, incluía marcas sagradas, al inicio cortadas directamente en la tela y luego bordadas por los propios usuarios. Estas marcas tienen un profundo significado espiritual y recuerdan a los miembros sus convenios con el Señor.
Al principio, los propios miembros confeccionaban sus gárments, lo que generaba variedad en materiales y detalles, aunque se respetaba un patrón general. Fue recién en el siglo XX que la Iglesia comenzó a estandarizar y producirlos a través de Beehive Clothing.
El gárment se consideraba una extensión del templo fuera de él: un recordatorio continuo de pureza, devoción y protección espiritual. Para muchos pioneros, era una verdadera armadura espiritual en medio de sus jornadas y desafíos diarios.
Las primeras adaptaciones: cambios aprobados por la Primera Presidencia
Durante varias décadas, los gárments permanecieron prácticamente iguales, a pesar de los desafíos relacionados con comodidad, higiene y adaptación al vestuario diario. Sin embargo, con el tiempo algunos miembros empezaron a expresar preocupaciones, especialmente mujeres que tenían que usar el mismo modelo masculino, lo que resultaba incómodo.
En la década de 1920, la Primera Presidencia autorizó por primera vez cambios significativos. En una carta del 14 de junio de 1923, el presidente Heber J. Grant y sus consejeros aprobaron modificaciones como:
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Mangas hasta el codo (en lugar de hasta la muñeca).
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Piernas hasta debajo de la rodilla (en lugar de hasta el tobillo).
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Eliminación del cuello.
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Sustitución de cordones por botones.
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Cierre en la entrepierna.
El objetivo era dar más comodidad y permitir que los miembros se adaptaran mejor a la ropa de la época, sin perder el simbolismo del gárment. La carta aclaraba además que el modelo anterior seguía siendo válido, siempre que se usara con reverencia y conforme a los convenios.
Aun así, hubo resistencia. Algunos miembros mayores veían el modelo original como intocable, convencidos de que había sido revelado directamente por José Smith y, por lo tanto, no debía cambiarse. Varias hermanas se negaron a usar la nueva versión, aferrándose a la tradicional.
Ese momento marcó el inicio de una transición: el gárment dejó de ser una prenda rígida e inmutable para convertirse en algo más adaptable, siempre preservando su carácter sagrado.
Transformaciones que preservan lo sagrado
Desde 1842 hasta hoy, los gárments han experimentado varias modificaciones en diseño y funcionalidad. Estos cambios reflejan el esfuerzo de la Iglesia por equilibrar el respeto a lo sagrado con el cuidado físico y emocional de los miembros. Cada ajuste busca hacer más significativa y práctica la vivencia de los convenios del templo.
En total, podemos señalar al menos siete momentos clave de transformación:
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1842 — Creación del gárment original: prenda única, larga, con cordones y sin botones.
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1923 — Primeras adaptaciones oficiales: mangas y piernas más cortas, eliminación del cuello, uso de botones.
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1965 — Modelos específicos para mujeres: ajustes anatómicos en el corte y cierre.
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1979 — Introducción del gárment de dos piezas: camiseta + pantalón corto, más adaptable.
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Años 2000 — Modelos especiales para militares y fuerzas de seguridad: colores específicos y marcas más discretas.
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2018 — Marcas sagradas impresas en la tela: más comodidad y durabilidad.
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2024–2025 — Nuevos modelos sin mangas y con telas ligeras: pensados para climas cálidos y necesidades de salud.
La Primera Presidencia ha enseñado:
“Es un privilegio sagrado usar el gárment y hacerlo es una manifestación externa del compromiso interior de seguir al Salvador Jesucristo.”
Aunque la forma ha cambiado con el tiempo, el propósito espiritual sigue siendo el mismo: invitar a cada persona a recordar quién es, en quién se está convirtiendo y a quién ha decidido seguir.
La historia de los gárments del templo muestra que la Restauración continúa en marcha. Son un recordatorio físico de nuestros convenios con Dios y un testimonio de que la revelación sigue viva en la Iglesia del Señor.
Fuente: Maisfe.org
