La ministración no tiene límites.
Aunque es uno de los países menos poblados del mundo y se encuentra en la lejanía del Pacífico Occidental, la presidenta general de las Mujeres Jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Emily Belle Freeman, visitó las islas de Pohnpei y Chuuk de Micronesia.
Allí, la presidenta Freeman no solo dirigió reuniones especiales con los jóvenes, sino que también tuvo la oportunidad de asistir a una clase de seminario y ministrar a las familias y miembros locales.
Dejando un testimonio inolvidable entre todos los presentes. Un mensaje de fe, de aliento y de esperanza para hallar más gozo en la que llamó “la Iglesia de aventuras”
Fe ante las dudas

Las jóvenes se conmovieron con la visita. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Citando al apóstol Pedro como ejemplo de fe en Cristo, la presidenta Freeman explicó:
“Probablemente, Pedro se veía a sí mismo como un pescador común y corriente, pero eso no es lo que Jesucristo vio en él. El Señor vio algo más”.
Después de una noche de pesca sin éxito, Pedro superó la fatiga, las dudas y los temores y, decidió seguir el consejo del Salvador: lanzó su barca “mar adentro”, a pesar de sus fallidos intentos previos.
Un acto de fe que fue recompensado con el gran milagro de que sus redes se llenaran tanto de peces que se rompieron. El inicio de un admirable progreso para Pedro, quien llegaría caminar sobre el agua con el Salvador.
“Llegará un día en que Jesús les dirá: ‘Rema mar adentro’. El Salvador también nos pedirá a nosotros que ejerzamos la fe a pesar de nuestras dudas y temores”, destacó la presidenta Freeman.

La hermana Freeman fue recibida con mucha calidez. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Como ejemplos de esa fe incondicional, nombró la asistencia a seminario matutino y el servicio en misiones.
Dirigiéndose a los numerosos misioneros de tiempo completo que estaban presentes, reconoció que, algunos días, “lanzar nuestra red a la profundo como Pedro” puede requerir un valor adicional, especialmente cuando trabajamos diligentemente como lo hizo Pedro, pero parece que nada sucede.
“A pesar de las dificultades, ustedes siguen despertándose a las 6:30, leyendo las Escrituras y poniéndose la corbata o el vestido, porque quieren encontrarse con Cristo”, resaltó.
La felicidad está disponible

La hermana Freeman compartió con los jóvenes. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
La presidenta Freeman también compartió sobre la sensación de sentirnos excluidos, olvidados o inmerecedores del amor de Dios.
Para ello, contó la parábola del Hombre que planeó una gran cena, donde los invitados iniciales pusieron excusas y jamás llegaron.
Entonces, el anfitrión de la cena, que simboliza a Dios, envió a Su siervo a traer “a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos” a la fiesta y a salir “por los caminos y los vallados y obligarlos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14).
La presidenta Freeman explicó que somos los siervos que han sido llamados por nuestro Padre Celestial para salir e invitar a los demás a disfrutar de la felicidad que se encuentra disponible en la Iglesia de Jesucristo:
“Esta Iglesia nos invita a vivir aventuras. Esta es la Iglesia a la que la gente acude para encontrar su lugar, un lugar al que pueden acudir para encontrar personas que les den la bienvenida y les muestren que pertenecen a ella”, declaró.

El asombro de una pequeña al conocer a la presidenta Freeman. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Explicó que ser discípulos de Jesucristo no significa estar exentos de adversidades, sino el entender que estos desafíos son parte de nuestro progreso. Y saber que en la Iglesia contamos con las respuestas y amigos para hallar gozo, incluso entre la aflicción.
Finalmente, la presidenta Freeman dio testimonio de las palabras del élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien prometió que el folleto “Para la Fortaleza de la Juventud” cambiaría nuestras vidas.
Este inspirado folleto, aseguró, ayudará a los jóvenes de la Iglesia a “vivir de una manera más elevada y santa”.
Así que animó a los jóvenes no solo a cumplir lo que leen en el folleto, sino también a reflexionar y preguntarse si el folleto realmente les ha ayudado a encontrarse con Cristo de una manera en que no lo habían hecho antes.
La presidenta Freeman señaló cómo el ministerio del Salvador comenzó con una invitación de un pescador; y que ahora el mensaje del Evangelio está “llenando el mundo entero y podemos ser parte de esa asombrosa aventura”. Incluso en las distantes islas de Micronesia.
Porque Su Iglesia es para todos.
Fuente: Church Newsroom
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