Cuando Scott y Lori Thompson fueron seleccionados para la temporada 37 de The Amazing Race, sabían que la reacción de algunos no sería completamente positiva. Como fanáticos veteranos de los reality shows, estaban conscientes de que los Santos de los Últimos Días rara vez son retratados como personas divertidas o interesantes en televisión.
Pero para esta pareja de Millcreek, Utah, el objetivo iba más allá del premio de un millón de dólares. Querían mostrar al mundo una versión más real, abierta y alegre de lo que significa ser creyente en estos tiempos.
Lori de 50 años comenta:
“Queríamos demostrar que podemos ser comprensivos, abiertos, divertidos y amables con personas de todos los estilos de vida”.
Y durante cinco episodios lo lograron, viajando desde Los Ángeles hasta Hong Kong, Japón e Indonesia, con camisetas rosadas que decían “Salt Lake”.

Imagen: Instagram, Scott Thompson
La historia de Scott (48) y Lori comienza en el Centro de Capacitación Misional en Provo, Utah, donde se conocieron. Con el tiempo, formaron una familia con ocho hijos, cuyas edades van desde los 10 hasta los 25 años.
Durante el programa, se los vio animándose mutuamente, enfrentando desafíos únicos —desde doblar una grulla gigante de origami hasta enfrentarse a un luchador de sumo— y celebrando cada logro con una sonrisa sincera.
Aunque su paso por el programa terminó en el episodio 5 tras una doble U-turn, regresaron a casa con el corazón lleno. Para ellos, lo más valioso fue haber logrado sus metas personales y espirituales: representar su fe con autenticidad y abrir puentes con personas que jamás habrían conocido de otra forma.
Representar algo más

Imagen: Instagram, Scott Thompson
Desde el principio, los Thompson sabían que su historia familiar podía ser llamativa. “Nuestro gancho fue tener ocho hijos, pero también nuestra química”, contó Lori. En el video de audición, improvisaron, bromearon, contaron anécdotas e incluso se interrumpieron como una pareja real, divertida y cercana.
La producción lo notó, y un mes después de postular, recibieron la esperada llamada. La oportunidad coincidió con una etapa especial: su hijo mayor había terminado la universidad y aún no iniciaba sus estudios de medicina, lo que le permitió quedarse a cargo de sus hermanos mientras los padres recorrían el mundo.
Para Lori, el programa fue también una plataforma para dar un mensaje a otras mujeres. “Quería recordarle a las mamás que no somos solo mamás. Somos poderosas, increíbles. Podemos hacer cosas difíciles, viajar por el mundo y superar desafíos, sin importar la edad”.

Imagen: Instagram, Scott Thompson
Además, ambos querían romper con la percepción típica de los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lori destaca:
“A veces la gente dice ‘Oh, son mormones, no quiero tener nada que ver con eso’. Hemos visto mucho de eso en reality shows”,
Scott añadió que su intención era representar lo que el apóstol Pablo escribió a Timoteo: ser un ejemplo de los creyentes.
“Queríamos ser ejemplos de lo que pensamos que es un creyente: alguien auténtico y amable, tal como somos en la vida diaria”.

Imagen: Instagram, Scott Thompson
Y lo lograron. Varios compañeros de competencia y miembros de la producción les confesaron que no eran lo que esperaban de “mormones de Utah”, y eso fue un cumplido para ellos.
Uno de los momentos más reveladores ocurrió en el primer episodio, cuando dos competidores —Carson y Jack, mejores amigos y parte de la comunidad LGBTQ+— estaban haciendo un “voguing” en el aeropuerto. Scott se unió cantando “Cover Girl” del programa RuPaul’s Drag Race. Lori comenta:
“La mayoría de Santos de los Últimos Días no ven Drag Race. Ese momento rompió barreras y nos hicimos muy cercanos a ellos”.
Amor familiar y diversión

Imagen: Instagram, Scott Thompson
Ver el programa junto a sus hijos ha sido una experiencia emotiva. Organizaron fiestas para cada episodio, con 50 a 70 personas en casa. En el tercer capítulo, cuando ganaron la etapa, sus hijos se emocionaron. Lori destaca:
“Estaban en shock, como ‘¡Mis papás son unas estrellas!’”.
La eliminación llegó en el episodio 5, luego de que fueran forzados a realizar ambas tareas de un Detour como parte de una U-turn. Aunque algunos espectadores calificaron esto como injusto, los Thompson no guardan rencores. “Fue una jugada brillante. Jugamos siendo nosotros mismos, sin pelear, gritar o tener berrinches. El vaso siempre estaba medio lleno”, dijo Lori.
Hoy son amigos de todos los competidores y están agradecidos por la experiencia. Scott afirma:
“Tuvimos la intención de mostrar quienes somos realmente, y eso hicimos”.
¿Volverían?

Créditos: Celeste Lira, CBS
“Sí, 100%”.
Y aunque sienten que quedó una historia pendiente, su paso por The Amazing Race ya dejó huella. Mostraron que se puede competir con fe, con humor y con corazón. Que se puede ser creyente y al mismo tiempo auténtico, empático y divertido.
En palabras de Scott:
“Yo ya sabía que Lori era una estrella, pero verla superar retos fuera de su zona de confort me llenó de orgullo. Fui su porrista más ruidoso”.
Y aunque el premio mayor se les escapó, ganaron algo quizás más importante: la oportunidad de inspirar, conectar y dejar atrás prejuicios, con una sonrisa y una camiseta rosa que decía “Salt Lake”.
Fuente: Deseret News
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