Durante su visita de 9 días a Filipinas, el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, se reunió con los hombres y mujeres jóvenes, y los Jóvenes Adultos Solteros de la Iglesia de Jesucristo para una sesión de preguntas y respuestas.
Y aunque los participantes eran Santos de los Últimos Días, sus preocupaciones eran sobre temas generales.
Una pregunta en particular, así como la respuesta esperanzadora del élder Andersen, fue especialmente conmovedora y se puede aplicar a todos nosotros.
Abraham, un hombre joven, compartió que incluso después de haberse arrepentido en ocasiones todavía se siente culpable. Él le preguntó al élder Andersen de qué manera podría arrepentirse sinceramente.
El élder Andersen sonrió, expresó con ternura su aprecio por su sincera interrogante y respondió:
“Bien, esa es una buena pregunta. Y una pregunta más significativa, una que deberías saber, es: ‘¿Cómo sé que he sido perdonado?’”.
El élder Andersen le dio a Abraham el siguiente consejo:
“No está mal recordar nuestros pecados, lo que no queremos es repetirlos. Llegas a saber que te has arrepentido… cuando dejas de cometer ese pecado y ya no lo haces más… Y luego, con el tiempo, te das cuenta de que piensas en ello menos. La culpa es menor.
A veces, el Señor nos permite recordar nuestros pecados para que no los volvamos a hacer. A medida que eres perdonado, guardas los mandamientos y sientes el Espíritu Santo en tu vida, entonces sabes que estás siendo perdonado.
El Espíritu no obrará poderosamente en tu vida si fueras deshonesto en tu arrepentimiento… Así que solo tienes que tener paciencia contigo mismo.
Si has dejado de hacerlo y no tienes ningún deseo de volver a hacerlo y estás comprometido a no recaer, estás en proceso de ser perdonado. Puede que nunca lo olvides por completo, pero el dolor desaparecerá”.
Si estás pasando por un momento sientes que cometes los mismos errores una y otra vez, el élder Andersen también tiene consejos para eso.
En su libro “El divino don del perdón”, el apóstol declaró:
“Si te encuentras haciendo los mismos errores, luchando por ser firme en tu deseo de cambiar, exprésale a tu Padre Celestial tu amor por Él y fortalece tu fe en el Señor Jesucristo.
Aprende de Él, estudia sobre Su sagrada Expiación, y reflexiona sobre lo que Él sufrió por ti. Guarda Sus mandamientos con más exactitud.
A medida que hagas tu parte para fortalecer tu fe en el Salvador, te prometo que los cielos multiplicarán este don de fe y tendrás la fuerza espiritual para arrepentirte de tus pecados y no volver a cometerlos”.
Fuente: LDS Living