Con una interesante analogía sobre las cataratas del Iguazú, el élder Ulisses Soares nos comparte un mensaje sobre la perspectiva que tiene Dios sobre nosotros como sus hijos.
A través de sus redes sociales el élder Soares, uno de los líderes mundiales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, declaró:
Lo que aprendemos de Iguazú
El río Iguazú fluye por el sur de Brasil y desemboca en una meseta que forma un sistema de cascadas conocidas mundialmente como las cataratas del Iguazú, una de las creaciones más hermosas e impresionantes de Dios en la tierra. Un caudal colosal de agua confluye en un solo río y luego se separa formando cientos de cataratas incomparables.
Metafóricamente hablando, este sistema fenomenal de cascadas es un reflejo de la familia de Dios en la tierra, porque compartimos el mismo origen y sustancia espirituales, derivados de nuestro legado y afinidad divinos.
Sin embargo, cada uno de nosotros fluye en diferentes culturas, etnias y nacionalidades, con diferentes opiniones, experiencias y sentimientos. A pesar de eso, avanzamos como hijos de Dios y como hermanos y hermanas en Cristo, sin perder la conexión divina que nos hace un pueblo único y una comunidad querida.
Ruego que armonicemos nuestro corazón y mente con el conocimiento y testimonio de que todos somos iguales ante Dios, que todos estamos totalmente investidos con el mismo potencial y legado eternos.
Si así lo hacemos, les prometo que fluiremos a nuestra propia manera, como el agua de las cataratas del Iguazú, sin perder nuestra divina conexión que nos identifica como un pueblo singular, los “hijos [e hijas] de Cristo y herederos del reino de Dios”.