“Sé creyente y feliz y no te desanimes. Todo saldrá bien”.
El presidente Gordon B. Hinckley siempre recibió lecciones de positivismo en su vida.
Su madre le repetía la frase:
“Una actitud feliz y un semblante alegre contribuyen a superar cualquier contratiempo, cada persona es responsable de su propia felicidad”.
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Por su parte, su padre, que también poseía una inherente actitud positiva, le decía al presidente Hinckley cuando veía que era propenso a criticar:
“Los cínicos no aportan nada, los escépticos no crean nada y los que dudan no logran nada”.
Con la influencia del consejo y el ejemplo de sus padres, el presidente Gordon Hinckley aprendió a afrontar la vida con optimismo y fe, y nos dejó 4 grandes enseñanzas al respecto. ¡Veamos!
1. Aun cuando muchas personas sean negativas y pesimistas, puedes cultivar un espíritu de felicidad y optimismo
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Discurso, “Cultivar una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo”:
“No te desesperes, no te des por vencido. Busca la luz del sol entre las nubes; las oportunidades de progresar surgirán en cada paso, tarde o temprano.
No permitas que los vaticinadores de la fatalidad pongan en peligro tus posibilidades.
Cultiva una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo. Anda con fe, regocijándote en las bellezas de la naturaleza, en la bondad de aquellos a quienes amas, en el testimonio que llevas en el corazón concerniente a las cosas divinas.
El plan del Señor es un plan de felicidad. La vida será más llevadera, las preocupaciones disminuirán y las confrontaciones serán menos difíciles si cultivas un espíritu de felicidad”.
2. En vez de centrarte en tus problemas, puedes permitir que te guíe y bendiga un espíritu de acción de gracias
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Discurso, “Cultivar una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo”:
“¡Cuán magníficamente bendecidos somos! ¡Cuán agradecidos deberíamos estar!
Cultiva un espíritu de acción de gracias por las bendiciones de la vida y por los maravillosos dones y privilegios que gozas.
El Señor ha dicho que los mansos recibirán la tierra como heredad (véase Mateo 5:5).
No puedo evitar concluir que la mansedumbre implica un espíritu de gratitud en lugar de aires de suficiencia; reconocer un gran poder superior a uno mismo; reconocer que Dios existe y aceptar Sus mandamientos.
Ese es el comienzo de la sabiduría.
Anda con gratitud ante Él que es el dador de la vida y de toda buena dádiva”.
3. El evangelio de Jesucristo te da motivos para alegrarte
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Discurso, “Cultivar una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo”:
“Conozco a tantas personas que constantemente se quejan de las cargas de sus responsabilidades. Por supuesto que las presiones son grandes; hay mucho, demasiado, qué hacer…
Cambien de forma de pensar. El Evangelio es buenas nuevas. Existe el hombre para que tenga gozo (véase 2 Nefi 2:25). ¡Sean felices! Permitan que la felicidad brille en su rostro y hable por medio de su testimonio. Pueden llegar a tener problemas y en ocasiones, hasta puede haber tragedias, pero a través de todo eso brilla la súplica del Señor:
‘Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar’.
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…Me gustan estas palabras de Jenkins Lloyd Jones que recorté de una columna del periódico Deseret News hace varios años… dijo:
‘La vida es como viajar en un tren antiguo: hay retrasos, desvíos, humo, polvo, ceniza y sacudidas; todo ello interrumpido de vez en cuando por hermosos paisajes y emocionantes aceleradas.
La clave está en darle las gracias al Señor por permitirnos dar el paseo’ (Deseret News, 12 de junio de 1973).
Repito, mis hermanos y hermanas, que la clave está en darle las gracias al Señor por dejarnos dar el paseo; y en verdad, ¿no es un maravilloso paseo? ¡Disfrútenlo! ¡Rían y canten al respecto!
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Recuerden las palabras del autor de Proverbios:
‘El corazón alegre hace bien como una buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos’ (Proverbios 17:22).
Dejen que en su vida se manifieste un tono alegre. Permitan que haya diversión y felicidad, sentido del humor, la capacidad de reírse de vez en cuando de las cosas que son graciosas.
En todo el vivir, diviértanse y rían. La vida es para disfrutarla y no tan solo para tolerarla”.
4. Con el conocimiento de que todos somos hijos de Dios, puedes ser un poco más resuelto, superarte un poco más y ser un poco mejor
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Discurso, “Cultivar una actitud de felicidad y un espíritu de optimismo”:
“No pierdan el tiempo sintiendo lástima por ustedes mismos, y no se menosprecien. Nunca olviden que son hijos de Dios y que tienen derecho a una herencia divina. En su interior llevan una partícula de la naturaleza misma de Dios.
Cantamos ‘Soy un hijo de Dios’ (Himnos, nro. 196). No se trata de algo imaginario, de fantasía poética; es la verdad viviente.
Dentro de nuestro interior llevamos una partícula de divinidad que necesita ser cultivada, que precisa brotar a la superficie, que requiere ser expresada. Ustedes, padres y madres, enseñen a sus hijos que ellos son, de manera muy literal, hijos e hijas de Dios.
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No existe mayor verdad en todo el mundo que esa: pensar que en nuestro interior llevamos una partícula de divinidad.
Crean en ustedes mismos y en la capacidad que tienen de hacer cosas grandes y buenas. Crean que no hay montaña lo suficientemente alta que no la puedan escalar; crean que no hay tormenta tan grande que no le puedan hacer frente… Son hijos de Dios y tienen una capacidad infinita”.
Naturalmente, habrá problemas a lo largo del camino; habrá dificultades que superar, pero no durarán para siempre. Dios no te abandonará.
En un momento sombrío y angustioso, el Señor dijo a los que amaba: “No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27).
Esas grandes palabras de seguridad y confianza son un faro de luz para cada uno de nosotros. Realmente podemos tener confianza en Él, puesto que Él y Sus promesas no dejarán de ser jamás.
Fuente: TheChurchofJesusChrist.org
