“No soy suficiente”.
Así me sentí durante mucho tiempo después de ser bombardeada con un sinfín de comentarios de parte de diferentes personas, principalmente de familiares y amigos, sobre mis habilidades como madre primeriza.
Recuerdo sentirme molesta por su aparente falta de sensibilidad al decirme que no estaba haciendo las cosas bien y que me faltaba esforzarme.
Necesitaba ayuda, pero cuando la ofrecían, me molestaba la mayoría de las veces porque sentía que sus acciones y palabras solo buscaban menospreciar mi labor como madre.
Un obstáculo para tu progreso
Durante mucho tiempo estuve atrapada en este ciclo de querer mejorar, pero no podía lograrlo porque no quería aceptar los comentarios y las sugerencias de otras personas, más allá de los libros y artículos que encontraba en línea.
Como me ofendía por cualquier tipo de ayuda que se me presentaba, me di cuenta de que me estaba torturando a mí misma.
En lugar de estar agradecida con las personas que se esforzaban por apoyarme o darme sugerencias sobre lo que podría ayudarme y a mi hijo, las tomaba de manera negativa y creí durante mucho tiempo que a nadie le importaba y que nadie entendía mi situación.
Mi Padre Celestial escuchó mis plegarias de auxilio y mis oraciones por consuelo, pero como tomaba las cosas de manera negativa, no mejoraba. No era lo suficientemente sensible para comprender la forma en que el Señor estaba respondiendo a mis oraciones.
Con el tiempo, lentamente me di cuenta de que las cosas por las que oraba ya estaban frente a mí. Las personas y sus comentarios no siempre eran el problema, la mayoría de las veces, era la forma en que los interpretaba.
Cuando comencé a darme cuenta de eso, fue cuando también comenzó mi progreso.
Cómo superar el sentimiento de ofenderse fácilmente
¿Alguna vez te has sentido ofendido por los comentarios, observaciones o preguntas de alguien?
A algunos de nosotros nos puede costar trabajo no sentirnos ofendidos o heridos después de un consejo o un comentario no deseado de alguien.
Puede ser sobre nuestro trabajo, nuestra familia, nuestras elecciones personales en la vida, nuestra apariencia física o incluso cosas al azar que otros dicen sobre nosotros.
Si bien todos debemos ser conscientes de lo que decimos y cómo lo decimos, algunos tendemos a tomarnos las cosas demasiado a pecho, lo que puede afectar nuestras relaciones con los demás o incluso nuestra fe en el Señor.
Sin embargo, parte de desarrollar nuestra fuerza espiritual y madurez es aprender a superar este sentimiento de ofendernos con fácilidad y aprender a comprender y ser más conscientes de cómo reaccionamos a los “comentarios ofensivos”.
¿Es fácil? ¡Para nada! ¿Es posible? ¡Absolutamente, con la ayuda del Señor!
Aquí hay tres cosas que aprendí que te pueden ayudar dejar de sentirme ofendida por alguien en la Iglesia
1. Escucha con los oídos y el corazón para entender y no para atacar o defenderte
La mayoría de las veces, los comentarios y opiniones que recibimos, especialmente cuando provienen de personas que nos aman, se ofrecen con buenas intenciones.
No todos pueden decir las cosas de la manera que queremos escucharlas, pero debemos creer en las buenas intenciones de quienes nos aman.
Si escuchamos con nuestros oídos y corazón con la intención de comprender, estaremos más comprometidos en la conversación en lugar de sentirnos ofendidos. Nos permite pensar en lo que dicen y nos hace querer hacer preguntas y aclarar las cosas.
Tratemos de ver las cosas desde su perspectiva y comprender cómo han llegado a su opinión.
2. Expresa lo que sientes, de lo contrario nadie lo sabrá
Es probable que estos comentarios ofensivos sigan ocurriendo a menos que les hagas saber cómo interpretas lo que dicen y cómo te sientes al respecto.
A veces, las personas no tienen malas intenciones al hablar, pero sus palabras aún pueden herir a los demás. Hacerles saber de manera amable que lo que dicen es inapropiado también les ayudará a ser más sensibles a los sentimientos de los demás.
Asegúrate de elegir el momento adecuado, espera a que no te encuentres de mal humor para evitar discutir. También puedes hacerlo justo después del “comentario ofensivo”.
Por lo general, si estas personas tienen buenas intenciones, se disculparán y aclararán lo que quieren decir. Una vez que se disculpen y aclaren lo que han dicho, podremos dejar atrás nuestros pensamientos negativos.
3. Recuerda que lo que se dice de ti o de los demás, dice más de esa persona que de ti
Algunas personas pueden intentar intencionalmente hacernos sentir mal con nosotros mismos, pero cuando entendemos quiénes somos en realidad, esas palabras no nos afectan.
Entenderemos que estas personas tal vez estén pasando por algún desafío interno, y por eso inconscientemente o a propósito causan este dolor a quienes las rodean.
Esto puede ser una oportunidad para mostrarles más amor y bondad. En lugar de enfurecerte y ofenderte, puedes centrarte más en cómo deben sentirse ellos para tener que lidiar con tanta negatividad.
Aprovecha esta oportunidad para ser una luz para los demás y dar un buen ejemplo perdonándolos y darles más amor.
No somos perfectos, pero el Señor desea que siempre recordemos nuestra naturaleza divina y potencial celestial
Como dijo el élder Dieter F. Uchtdorf:
“La gente que nos rodea no es perfecta. Las personas hacen cosas que molestan, decepcionan y enojan; en esta vida mortal siempre será así.
No obstante, debemos librarnos de nuestros resentimientos. Parte del propósito de la vida terrenal es aprender a liberarnos de esas cosas. Ésa es la manera del Señor”.
Nuestro amado Salvador Jesucristo recibió comentarios dolorosos y críticas injustas, e incluso cosas peores cuando estuvo en la Tierra. Él conoce todo el dolor que sientes, pero también ha establecido las bases y el camino para que superes ese dolor.
Así como Él perdonó a todos sus detractores, así como perdona nuestras faltas y pecados, nosotros también podemos perdonar a los demás.
No podemos complacer a todos sin importar cuánto lo intentemos. Lo importante es saber a quién complacer, y ese es nuestro Padre Celestial y nuestro Salvador Jesucristo.
Eres un hijo(a) de Dios, con una naturaleza divina y un potencial celestial, por lo tanto, lo que dicen de ti no es una verdad absoluta. Sigue adelante, toma lo bueno y desecha lo malo.
Fuente: faith.ph