Nota del editor: Esta experiencia es una adaptación al español del relato de Lauren Willardson para Meridian Magazine.
Sentí que mi propia historia estaba en las salas de cine.
Con una recaudación superior a los 52 millones de dólares, entre noviembre y diciembre del 2024, el universo cinematográfico tuvo como inéditas protagonistas a dos misioneras de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Paredes repletas de sangre

La impactante historia de esta misionera fue noticia a nivel mundial. Créditos: Lauren Willardson
Lucrando a costa de la inocencia y vulnerabilidad de jóvenes cuyo único objetivo es llevar un mensaje de paz al mundo, era inevitable recordar mi traumática experiencia del 16 de agosto de 2020.
Tenía apenas 19 años y era mi décima semana como misionera en el norte de Houston, Texas. Mi deseo, como el de todas las jóvenes que nos embarcamos en esta milagrosa obra, era servir por 18 meses.
Pero todo cambió aquella noche.
Un hombre, un completo extraño, irrumpió en mi apartamento y nos apuñaló a mí y a mi compañera mientras dormíamos, en una lucha por sobrevivir que duró cerca de 15 minutos.
Solo por la misericordia de Dios, finalmente pudimos llamar al número de emergencias y escapar. Sufrí 9 puñaladas, tuve que ser hospitalizada y poner pausa a mi sueño de ser una misionera de tiempo completo.

Publicidad de ‘Heretic’, con un cartel de «¿Qué pasó con?» y la imagen de las misioneras. Créditos: Gavin Sheehan
Aunque de aquella experiencia me acompañan recuerdos gratos de la gracia y poder sanador del Salvador; a veces, no puedo olvidar la alfombra y paredes empapadas de sangre. Estábamos atrapadas dentro de nuestra propia casa luchando por la libertad, con un hombre aprovechándose de nosotras: un paralelo inquietante con el escenario de la película ‘Heretic’.
Desangrándome en el suelo con una puñalada en el estómago y mi compañera con una en el cuello, fue una comparación sorprendente con el final de este filme para las ficticias hermana Barnes y hermana Paxton.
Pero por más traumática que pueda resultar mi historia de terror como misionera para los cerca de 80 mil padres que oran por el bienestar de sus hijos en el campo misional, no se compara con el daño que produce esta película sobre nuestra y cualquier fe.
Herejía más que un hereje

La violencia de la película impide un diálogo sano. Imagen: A24
Soy la prueba viviente de que existen personas como el señor Reed, el que mantiene cautivas a las misioneras de ‘Heretic’ y de que hay quienes buscan hacer el mal contra los misioneros.
Pero el peligro de esta película se maximiza considerando que el equipo de A24 hizo un esfuerzo por representar correctamente algunas de las doctrinas de la Iglesia, tratando de invitar al público a una reflexión final.
¿Cuál es esta conclusión? Que la única forma verdadera de religión es el control. Específicamente, el control misógino y autoritario, donde las misioneras (y los miembros) obedecen de forma sumisa a la autoridad religiosa.
Aunque sé fervientemente que aquel escenario es real para muchas personas, la forma en la que ‘Heretic’ plantea preguntas —mediante el uso de la violencia y la falta de respeto a las creencias sagradas— nunca podría crear puentes de entendimiento.
Solo sirve para poner en peligro la reputación de hombres y mujeres jóvenes y fieles que buscan hacer el bien y lo hace bajo el disfraz del “diálogo religioso”.

Esta película ridiculiza temas sagrados. Imagen: A24
Es por ello que ‘Heretic’ no es solo una película sobre la lucha entre las misioneras Santos de los Últimos Días y un hereje.
Esta producción, en esencia, trata solo de herejía, de promover la incredulidad o la irreligión, y lo más inquietante es que los actores y directores disfrutaron generando esta duda y lo hicieron intencionalmente.
En pocas palabras, ‘Heretic’ no solo se equivoca en inexactitudes doctrinales, sino en el potencial perdido que tenía para finalmente representar un diálogo necesario entre millones de creyentes y no creyentes en todo el mundo.
Si tú, como el Sr. Reed, estás buscando evidencia tangible para creer, comience con mi historia.
Porque soy una prueba real de que la tragedia y el horror, cuando luchan contra Cristo, construirán la fe, no la destruirán; y que con un diálogo religioso verdadero, esta misma historia puede hacer que cualquiera sea creyente, no hereje.
Fuente: Meridian Magazine
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@masfe.org Así como es molesto que nos juzguen sin conocer nuestras circunstancias, también debemos dejar de juzgar a nuestros semejantes. Concentrémonos más en nuestras propias vidas y en lo que nosotros mismos podemos cambiar, porque el cambio empieza en uno mismo y no en los demás. cambio molesto pestaña lacamaraestasucia limpiar consejo reflexion cristianos sud iglesia biblia nojuzgar