Ingresar al templo por primera vez para recibir nuestras investiduras, tanto por la santidad y emoción del momento, se convierte en una experiencia que enternece nuestros corazones y ofrece un poder de los cielos inexplicable. Es una ocasión inolvidable para todo Santo de los Últimos Días.
Sin embargo, puede suceder que, con el transcurso de las sesiones y la rutina de nuestras agendas, esta sagrada ordenanza pierda el significado y valor de aquellas primeras oportunidades.
Si te ha sucedido, ¡descuida! Aquí te compartimos cuatro ideas extraídas del podcast Magnify titulado “Cómo hacer del templo una experiencia más intencional y curativa” con la invitada Dra. Wendy Ulrich.
1. El renacimiento está en todas partes
Cuando realizamos bautismos vicarios en el templo, nos colocan bajo el agua, como si estuviéramos muertos, y luego nos sacan a la superficie, nuevos y limpios. Este simbolismo probablemente nos resulta familiar a la mayoría de nosotros.
Pero escuchar a la Dr. Ulrich me inspiró a buscar más símbolos de muerte y renacimiento en las otras ordenanzas del templo como la investidura. Mientras caminas hacia el salón celestial, reflexiona y medita en tu camino a la vida eterna.
2. La historia de Adán y Eva es nuestra historia
La Dra. Ulrich nos recuerda que la historia de Adán y Eva en la investidura representa nuestro viaje a través de la mortalidad. Señala que podemos identificarnos con sus “necesidades de reconciliación, claridad y discernimiento y de poder reconocer la voz del adversario… Podemos ver que la caída que experimentan es una caída que experimentamos nosotros prácticamente a diario”.
“Y eso es lo que nos enseña el templo. Nos da una visión global… Nos ayuda a ver: ‘Puedes solucionar esto. Puedes salir de tu escondite. Puedes reconectarte con el Señor. Puedes intentarlo de nuevo’”.
3. La comunidad es esencial
Los muertos también dependen de los vivos cuando realizamos ordenanzas por poder aquí en la Tierra. La Dra. Ulrich comparte que ora para que estas personas reciban las ordenanzas que realiza en su nombre, algo que yo nunca había pensado hacer.
Ahora quiero estar más consciente de las formas en que otras personas me ayudan físicamente a realizar cada ordenanza. Constantemente recibimos guía y dependemos de otras personas dentro del templo, y todos vamos juntos al salón celestial.
4. Sanación, plenitud, santidad
La Dra. Ulrich compara el lavado y la unción de la ordenanza iniciatoria con la curación de las heridas espirituales que sufrimos en la vida diaria. Continúa: “Más allá de la curación, hay una sensación de plenitud, de no estar dividido en mil direcciones y, en última instancia, una sensación de santidad”.
Puedo tratar de ser consciente de esta cadena de palabras mientras realizo bautismos vicarios, confirmaciones, iniciaciones, investiduras y sellamientos, y luego llego al salón celestial, el lugar más sagrado del templo.
Línea sobre línea
Cuando siento que he llegado al límite de mi comprensión espiritual del templo, me siento agradecido por recordar que siempre hay más que aprender. Pequeños símbolos o ideas pueden replantear por completo mi percepción cuando la adoración en el templo comienza a parecer rutinaria.
Pero incluso mientras atravesamos períodos de confusión, sé que nuestro Padre Celestial está orgulloso de nosotros porque permanecemos pacientes y abiertos a todo lo que Él tiene para enseñarnos. A veces ese conocimiento puede llegar lentamente, pero Él nos promete:
“Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poquito aquí, un poquito allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan oído a mi consejo, porque aprenderán sabiduría; porque a quien reciba, le daré más” ( 2 Nefi 28:30).
Fuente: LDS Living