En el Libro de Mormón, Lehi estaba dispuesto a renunciar a su hogar, sus tierras, su oro, su plata y cosas preciosas, sin llevar nada con él salvo su familia, provisiones y tiendas para ir al desierto.
Estaba decidido a realizar estos sacrificios porque amaba al Señor.
Cuando Jesus le dijo a Pedro y a su hermano, Andrés, “venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres, ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron” (Mateo 4:19-20) ambos hicieron sacrificios para seguirlo.
En los primeros días de la restauración del evangelio, los Santos de los Últimos Días se trasladaron de Nueva York a Pensilvania, a Ohio, a Misuri, a Nauvoo y finalmente a Salt Lake Valley.
Todos y cada uno de ellos hicieron sacrificios.
Primeros pioneros. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
En la conferencia general de octubre del 2020, el presidente Dallin H. Oaks habló sobre los pioneros, sus sacrificios y las pruebas que atravesaron al establecer sus hogares y la Iglesia en el desierto:
“Dos años después de que el grupo inicial de pioneros llegara al valle del Gran Lago Salado, el control que los pioneros podían ejercer para sobrevivir en esa área hostil seguía siendo precario.
La mayoría de los miembros todavía se hallaban en ruta, atravesando las llanuras, o pasando por dificultades para conseguir recursos para hacerlo; sin embargo, los líderes y los miembros seguían teniendo esperanza y buen ánimo.
Pioneros Santos de los Últimos Días. Imagen: La Iglesia de Jesucristo
Aunque los santos no se habían establecido en sus nuevos hogares, en la Conferencia General de octubre de 1849 se envió una nueva oleada de misioneros a Escandinavia, Francia, Alemania, Italia y el Pacífico Sur. En lo que podría haberse considerado su nivel más bajo, los pioneros se elevaron a nuevas alturas.
Solo tres años más tarde, otras noventa y ocho personas fueron llamadas a comenzar a recoger al Israel esparcido. Uno de los líderes de la Iglesia explicó entonces que esas misiones ‘no son por lo general muy largas; probablemente de tres a siete años será el tiempo máximo que cualquier hombre pase sin su familia’”.
Para los misioneros llamados a servir entre 18 a 24 meses, es importante que recuerden que sus sacrificios son apreciados grandemente aquí y en la Tierra.
Sus sacrificios incluyen estar lejos de sus familiares y amigos, aplazar sus carreras universitarias, conocer una nueva cultura y costumbres, aprender un nuevo idioma y conocer nuevas personas.
¡Estas experiencias brindan grandes oportunidades!
Misioneros de la Iglesia de Jesucristo. Imagen: Ravell Call, Deseret News
Además, este servicio también puede traer nuevos desafíos. En el servicio misional y en la vida, habrá dificultades: físicas, mentales, emocionales y espirituales; sin embargo, por favor, deben recordar: No están solos.
Pueden confiar en el Salvador y Su poder habilitador de Su expiación infinita. El Señor les ha dado un excelente grupo de apoyo que incluye a sus familiares, amigos, compañeros, líderes de misión, profesionales de salud y más.
Matrimonio misionero. Imagen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Por otro lado, sobre los matrimonios misioneros, el élder Ronald A. Rasband del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo lo siguiente:
“Algunos de ustedes quizás piensen: ‘Pero ¿qué pasa con dejar a los nietos? Nos perderíamos eventos familiares y cumpleaños, y extrañaríamos a los amigos, incluso a nuestras mascotas’.
Si hubiera preguntado a mi madre por qué ella y mi padre fueron a una misión, sé que ella me habría dicho esto: ‘Tengo nietos y quiero que ellos sepan que tu padre y yo servimos en el campo misional, que queríamos dar ejemplo a nuestra posteridad y que fuimos muy, muy bendecidos’”.
Sentirán la bendición de Dios en cualquier momento. Imagen: Canva
El élder Rasband extendió la siguiente promesa:
“Les prometo también que, al servir, sentirán el amor del Señor en su vida, lo conocerán a Él, Él los conocerá a ustedes y qué ‘grande será [su] gozo’.
Su servicio dedicado a Jesucristo inspirará y bendecirá a su familia, a sus nietos y a sus bisnietos. La ‘paz y [el] amor [les] ser[á]n multiplicados’ en su vida en los años venideros. Lo prometo, en el nombre de Jesucristo”.
Que el Señor los bendiga mientras avanzamos con fe, seguimos adelante con esperanza y tenemos buen ánimo a medida que nos sacrificamos por seguir al Señor.
¡Sintamos ese gozo al amar y servir al Señor!
*Imagen de portada:Jeffrey D. Allred, Deseret News
Fuente: Meridian Magazine
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