Una pregunta del Libro de Mormón que cambia la vida (y la respuesta)

Libro de Mormón

Durante los últimos dos siglos, muchas preguntas han rodeado el Libro de Mormón: preguntas sobre sus orígenes, su autenticidad y sus enseñanzas que han sido perpetuadas por escépticos y creyentes por igual.

El contenido del libro no es diferente. Desde los primeros escritos de Nefi hasta el último testimonio de Moroni, el Libro de Mormón contiene una cantidad asombrosa de preguntas de 61 individuos: incluidos profetas, misioneros, investigadores y apóstatas.

Alma hijo hizo un total de 103 preguntas, Nefi planteó 41 y el mismo Salvador incluyó 35 preguntas durante su breve ministerio entre los Nefitas.

Afortunadamente para nosotros, esta abundante cantidad de preguntas no tiene por qué quedarse sin respuesta. En su libro, “52 Life-Changing Questions from the Book of Mormon”, los autores John Hilton III y Brad Wilcox nos ayudan no solo a reconocer las preguntas difíciles de las escrituras, sino a discernir las respuestas a través de la doctrina verdadera. Lo siguiente es una muestra breve extraída de su texto.

Pregunta: ¿Por qué podemos dudar?

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Cuando Nefi estaba intentando convencer a sus hermanos de intentar conseguir las planchas de bronce de Labán, dijo: “He aquí, a vosotros os consta la certeza de esto, y también sabéis que un ángel os ha hablado; ¿cómo, pues, podéis dudar?” (1 Nefi 4:3).

Lamán y Lemuel vieron un ángel y aun así tuvieron dudas. En la actualidad, algunas personas se encuentran en una situación similar: están en una posición en la que deberían saber, pero siguen sin estar seguros.

Respuesta

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“Podría… eh…”, un misionero de cabello negro se acercó a su maestro en el Centro de Preparación Misional y dijo. “Quiero decir, me preguntaba… si podríamos hablar”. El maestro acababa de dar una clase y el grupo estaba disfrutando de un breve descanso.

“No hay problema”, le aseguró el maestro. Caminaron por el pasillo, lejos de los salones de clase y los compañeros por un momento. El maestro notó cómo el entusiasmo de este misionero había disminuido a medida que aumentaba su tiempo en el CCM.

“Siento que soy un terrible misionero”, dijo. “Tengo muchas dudas. Debe pensar que estoy equivocado y soy débil”.

Las palabras sorprendieron al maestro y respondió: “¿Equivocado? ¿Débil? ¿Tener dudas es un error? ¿Las preguntas son un símbolo de debilidad? No. ¿No dudaba ni se hacía preguntas el propio José Smith mientras aprendía?” El maestro abrió su libro y leyó José Smith-Historia:

“En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?” (José Smith – Historia 1:10).

Primera Visión

El maestro levantó la vista de la página y dijo: “Si tener dudas y preguntas está mal. Entonces, todo el sistema misional de la Iglesia está mal, ¿acaso nuestra invitación para el mundo no es escapar de las cadenas de la tradición y poner a prueba las creencias actuales contra la verdad revelada? ¿No invitamos a las personas abiertamente a dudar y preguntar?”

Todos nosotros tenemos dudas, dudas acerca del futuro, dudas acerca de las decisiones que tomamos o tomaremos, dudas de mil tipos. Pero, estas dudas no deben destruirnos, las respuestas llegarán.

Una mujer pasó largas horas reflexionando sobre las dificultades que estaba teniendo con su testimonio. Mientras sopesaba la seguridad que sintió previamente con las dudas que encontraba en la actualidad, sintió la impresión de recurrir a las escrituras. Cuando lo hizo, sus escrituras se abrieron en Doctrina y Convenios 6, y leyó estas palabras:

“De cierto, de cierto te digo: Si deseas más testimonio, piensa en la noche en que me imploraste en tu corazón, a fin de saber tocante a la verdad de estas cosas. ¿No hablé paz a tu mente en cuanto al asunto? ¿Qué mayor testimonio puedes tener que de Dios?” (DyC 6: 22 – 23).

La mujer sintió que el Espíritu la inundó y sus dudas fueron reemplazadas por la fe.

Libro de Mormón

A veces, nuestras dudas se resuelven rápidamente y, otras veces, tenemos que dejarlas a un lado por un tiempo. Pero, una cosa es verdad: el Señor hizo grandes cosas por nosotros y nuestros antepasados y Él seguirá haciendo grandes cosas en el futuro.

Como Nefi dijo, “Subamos hasta allá; el Señor puede librarnos como a nuestros padres” (1 Nefi 4: 3). Aunque puede haber cosas que no entendamos por completo, podemos avanzar como lo hizo Nefi, confiando en que Dios siempre estuvo con nosotros.

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Brad Wilcox y John Hilton III y fue publicado en ldsliving.com con el título “One Life-Changing Question from the Book of Mormon (and the Answer)”.

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