Ser apasionados por Cristo

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Esta es mi historia. Provengo de dos familias con mucha pasión. En serio, por un lado, tengo procedencia samoana. Hakas, danzas con fuego, juegos de fútbol, todo. Ya tienen una idea… y sí, es intenso.

Por otro lado, tengo ascendencia española. Ya sabes, los que conquistaron la mitad del mundo por un breve momento, aparte de las corridas de toros.

Junta mis dos procedencias. Básicamente, estoy diciendo que debes tener cuidado de no conducir de manera terrible delante de mí o de ganarme en un juego de voleibol.

Sí, lo sé, lo sé, tener una riña con un conductor no es lo mejor. Créeme, estoy trabajando en eso.

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Sin embargo,  en todos los lugares que sé que a veces podría necesitar contener mis pasiones. Nunca imaginé que sentiría la necesidad de contenerlas dentro de las paredes de una iglesia. A veces, al ingresar a la capilla un domingo por la mañana, debido a las miradas que me dan, es como si realmente estuviera en llamas.

Verás, cuando comienza un juego de básquet, en una casa dividida entre los fanáticos de los Golden State Warriors y los Cavaliers, debes estar seguro de que habrá muchos gritos tanto frente a la TV como el uno al otro.

Mientras que en una posición política, siempre hay alguien en lágrimas, alguien agitando su puño enojado y alguien gritando hechos históricos desde 1776. Tampoco habrá mucho silencio.

Y, cuando traes a un fanático del equipo de fútbol de BYU y a un fanático del equipo de fútbol de Utah, y los colocas en una habitación, de hecho que podrías comenzar una guerra… ten cuidado con eso.

En nuestra sociedad, existen muchos lugares donde podemos encontrar pasión. Pero, temo que la perdamos en el lugar más importante.

Apasionados por Cristo

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Creo que cada vez que el Élder Holland sube al púlpito para hablar, la mayoría de personas rápidamente se despierta y presta atención.

Usualmente, cuando escuchamos la historia del capitán Moroni, nos emocionamos y hasta lo animamos con gritos y aplausos.

Estos dos tipos de personas expresan pasión por Cristo. Su convicción y valentía por defender la justicia es algo que admiramos. Aunque, dentro de La Iglesia, avergoncemos a aquellos que son “demasiado rectos” o “demasiado perfectos.”

En mis tiempos (ya que las cosas han cambiado desde entonces), aquellos que memorizaban todos los 100 dominios de escrituras eran considerados como “perdedores” o “nerds” que no tenían nada mejor que hacer con su tiempo. Y, a aquellos que testificaban con valentía sobre lo que los Profetas dijeron se les llamaba “fanáticos.”

“Temí por mi alma”

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Cuenta la historia que lo experimentamos una vez. En la primavera de 1820, Nueva York se llenó de pasión religiosa. Los pastores de todas las diferentes iglesias discutían interminablemente sobre cómo las personas podrían ser liberadas del pecado. Se ponían de pie en las plazas de la ciudad para predicar sobre el arrepentimiento y el fin del mundo.

Además, las personas en todas partes de los Estados Unidos buscaban entender a Dios y Sus deseos. Millones de personas se bautizaron y eran ávidos seguidores de una iglesia.

Y, por supuesto, en ese tiempo hubo un joven que deseaba seguir el consejo de Dios, tal como se encuentra en las escrituras. Ese joven, que más tarde se convirtió en un hombre llamado José Smith, luchó para hacer exactamente lo que Dios le dijo y proclamó valientemente la verdad.

Ahora, la asistencia semanal de la Iglesia se limita a sólo 39% de la población de los Estados Unidos. Las generaciones de personas llenas de fe literalmente se están perdiendo y nos quedamos con grupos de “nada.”

Nos acercamos a un mundo que el Élder Holland describió como “el relativismo moral de un mundo postmoderno que no es constructivo que, si se le apoya lo suficiente, plantea que a fin de cuentas nada es eternamente verdadero ni especialmente sagrado, y que por lo tanto, la posición de una persona tocante a un tema no puede importar más que la de otras.”

Es un mundo en que damos la espalda a lo bueno y lo malo, diciendo: “es tu vida, haz lo que quieras.”

Es un mundo donde cerramos los ojos cuando surgen problemas y actuamos como si no existieran. En cambio, nos acurrucamos con nuestras realidades y medios de comunicación falsos que nos insensibilizan y adormecen nuestras mentes.

Apatía: El veneno de hoy

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Las escrituras nos advirtieron de las maneras en que el adversario trabajaría para destruir a los hijos de los hombres. En 2 Nefi 28, Nefi describió tres maneras específicas en que Satanás trabajaría.

Primero, “enfurecería los corazones de los hijos de los hombres, y los agitaría a la ira contra lo que es bueno.” Estoy segura de que todos nosotros lo hemos visto en una o más oportunidades.

Sin embargo, las siguientes dos maneras en que trabaja Satanás tienen algo en común con la palabra apatía.

Primero para entender, se describe la palabra apatía como la falta de interés, entusiasmo o preocupación. Sus sinónimos incluyen indiferencia, pasividad, insensibilidad. El adjetivo apático se define como poco apasionado y sin sentimientos.

Así, en la segunda manera encontramos: “Y a otros los pacificará y los adormecerá con seguridad carnal, de modo que dirán: Todo va bien en Sion; sí, Sion prospera, todo va bien.”

Y, la tercera: “Y he aquí, a otros los lisonjea y les cuenta que no hay infierno; y les dice: Yo no soy el diablo, porque no lo hay; y así les susurra al oído.”

Nefi termina: “Por tanto, ¡ay del reposado en Sión!”

La apatía es el veneno que nos quita la pasión. Es lo que nos mantiene reposando en Sion.

¡Despierta y ponte a trabajar!

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Muchas veces, cuando las escrituras y los profetas hablan sobre la apatía, la relacionan con estar dormido. Cuando estamos dormidos, a menudo nos encontramos entumecidos e ignoramos las cosas que suceden a nuestro alrededor.

Es el momento de despertar. La vida que tenemos ahora mismo es una guerra contra los males de este día.

Luchamos por nuestras propias almas.

Debido a esto, debemos despertar, y ¡comenzar a trabajar! Alma y los hijos de Mosíah tuvieron un despertar similar (para Alma fue muy literal).

Después de perseguir a los santos de La Iglesia, un ángel visitó a Alma y a los hijos de Mosíah, les dio el mandamiento de arrepentirse o serían destruidos. Alma quedó inconsciente y estuvo tres días en coma.

Una vez que despertó, lo hizo espiritualmente, habiéndose arrepentido y habiendo recibido el perdón de Dios. Los hijos de Mosíah también experimentaron el mismo proceso de arrepentimiento. A partir de eso, todos salieron a proclamar con valentía la verdad de Dios y ayudaron a los demás a regresar a su Padre Celestial.

Estos hijos sentían tanta pasión por lo que ahora entendían que estuvieron dispuestos a ir a los pueblos en los que mataban con toda libertad a los nefitas con el fin de que pudieran predicarles el evangelio.

Debido a su pasión, se ablandaron muchos corazones y se salvaron muchas almas.

Cuando nos arrepentimos y recurrimos a Cristo, reconocemos cuánto lo necesitamos, también comenzaremos a sentir cuánto el mundo lo necesita. Nos esforzaremos para vivir más correctamente, proclamar valientemente la verdad y servir con pasión a Dios.

No nos dormiremos, sino que estaremos “vivos en Cristo,” despiertos y listos para hacer algo bueno todos los días.

No nos mantendremos apáticos, entumecidos por los problemas que nos rodean, sino que nos mantendremos firmes en Cristo, regocijándonos en Su gloria y obra.

Artículo originalmente escrito por Kayla Tanuvasa y publicado por mormonhub.com con el título “On Getting Fired Up For Christ.”

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