Pregunta y respuesta: ¿Visitó el Salvador otros mundos?

jesus otros planetas

Estaba leyendo un artículo sobre el porqué tenemos la oportunidad de vivir en este mundo.

Esto me llevó a pensar en esta pregunta: ¿pudo visitar el Salvador los otros mundos después de Su resurrección, así como visitó a las otras ovejas en la antigua América?

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Respuesta

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¡Esa es una buena pregunta! Lo cierto es que el Salvador visitó Sus otros mundos, enseñó allí Su evangelio, organizó Su iglesia y reino, y proporcionó todas las bendiciones para los hijos de nuestro Padre en esos mundos tal como lo hizo en este.

Veamos si podemos fundamentar estas declaraciones con algunas escrituras. Primero repasaremos la Sección 88 de Doctrina y Convenios.

En esta Sección se habla del Consolador, o la Luz de la Verdad, afirmando que esta verdad es la luz de Cristo. Luego Él identifica esta luz como la luz del sol, la luna y las estrellas, lo que indica que es el poder por el cual fueron creadas.

Luego, para explicar inequívocamente de qué está hablando, identifica esta luz de la siguiente manera:

Y la luz que brilla, que os alumbra, viene por medio de aquel que ilumina vuestros ojos, y es la misma luz que vivifica vuestro entendimiento”.-DyC 88:11

Entonces, debemos entender que la luz que proviene del sol, es decir, la luz física, es la luz de Cristo. 

Aunque la luz de Cristo se puede analizar en un laboratorio y medir algunas de sus propiedades, la ciencia aun así no puede explicar realmente lo qué es porque es un fenómeno espiritual.

El análisis y la medición de la luz generan más preguntas que respuestas.

Todo esto es un preludio de la parábola de los versículos 51 al 61, en la que el Salvador explica que Él visita todos los mundos. Los versículos 42 y 43 son clave para lo que sigue:

“Y además, de cierto os digo, él ha dado una ley a todas las cosas, mediante la cual se mueven en sus tiempos y estaciones;

Y sus cursos son fijos, sí, los cursos de los cielos y de la tierra, que comprenden la tierra y todos los planetas”.

Esa referencia es a todos los planetas, no solo a los de nuestro sistema solar, de los cuales esta tierra sea probablemente la única habitada. El versículo 47 identifica a estos planetas como reinos.

“He aquí, todos estos son reinos, y el hombre que ha visto a cualquiera o al menor de ellos, ha visto a Dios obrando en su majestad y poder” .

Como introducción a la parábola el Salvador expresó: “He aquí, compararé estos reinos a un hombre que tiene un campo” (DyC 88: 51). Luego explica en parabolas que Él visita todos estos reinos o planetas, y aquellos habitantes “[se alegraron] con la luz del semblante de su señor” (DyC 88: 56). 

Ahora debemos entender que Él les enseñó acerca del gran sacrificio expiatorio que ha hecho posible que todos los hijos de nuestro Padre, en todos Sus mundos infinitos, puedan ser salvos.

Así entendemos porqué ese sacrificio tuvo que ser un sacrificio infinito, es decir, un dolor y sufrimiento infinito (Alma 34: 10,14) a fin de pagar el precio total de una justicia eterna por todas las injusticias de las que los hombres han de arrepentirse. 

Y todo para que el Padre pudiera extender Su misericordia y perdonar todo pecado sin violar los principios de la justicia.

Con este trasfondo, la escritura que se encuentra en DyC 38: 11-12 se vuelve más comprensible.

perdonarme a mí mismo

“Porque toda carne se ha corrompido delante de mí; y los poderes de las tinieblas prevalecen en la tierra, entre los hijos de los hombres, en presencia de todas las huestes de los cielos.

Por lo que reina el silencio, y toda la eternidad padece, y los ángeles esperan el gran mandamiento de segar la tierra para juntar la cizaña y quemarla; y he aquí, el enemigo se ha combinado”.

Aquellos en otros planetas saben acerca de esta tierra porque su Salvador nació aquí, y es en esta tierra donde Él realizó la gran expiación que les brinda su salvación.

Estos conceptos hacen comprensibles las declaraciones de Juan en Apocalipsis 21 y lo que está escrito en el capítulo 7 del Libro de Moisés acerca de “la gran ciudad, la santa Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios” (Apocalipsis 21: 10).

Moisés revela lo siguiente con respecto a esta Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén:

“Y justicia enviaré desde los cielos; y la verdad haré brotar de la tierra para testificar de mi Unigénito, de su resurrección de entre los muertos, sí, y también de la resurrección de todos los hombres

Y haré que la justicia y la verdad inunden la tierra como con un diluvio, a fin de recoger a mis escogidos de las cuatro partes de la tierra a un lugar que yo prepararé, una Ciudad Santa, a fin de que mi pueblo ciña sus lomos y espere el tiempo de mi venida; porque allí estará mi tabernáculo, y se llamará Sión, una Nueva Jerusalén”.- Moisés 7: 62

Jesús expiación

Aquí Moisés habla de la resurrección de todos los hombres, no solo de los que han vivido en esta tierra. Eso se aclara en el versículo 64, que dice:

“Y allí será mi morada, y será Sion, la cual saldrá de todas las creaciones que he hecho; y por el espacio de mil años la tierra descansará”.

De modo que las Escrituras están repletas del conocimiento de que Jesús es el Salvador de todos los mundos, que Su gran sacrificio expiatorio fue en verdad un sacrificio infinito, lo suficientemente grande como para expiar los pecados de todos los hijos de nuestro Padre que se arrepienten en todos Sus innumerables mundos.

Fuente: askgramps.org 

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