Cuando miras a tus enemigos, ¿puedes ver el rostro de Dios?

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Al esforzarnos por reconciliarnos con nuestros enemigos, podremos ver en ellos el rostro de Dios. No es fácil, pero no es imposible.

En un nuevo artículo de la revista Liahona, el profesor de Fomento de la Paz Intercultural de la Universidad Brigham Young Hawái, Chad Ford, compartió una lección que puede ayudarnos a superar los conflictos entre las personas que nos ofenden.

Ford, como mediador de conflictos, ha adquirido mucha sabiduría al transformar conflictos con el fin de promover la reconciliación gracias a las enseñanzas del Nuevo y Antiguo Testamento.

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Chad Ford comparte que “nuestra incapacidad para resolver colaborativamente problemas con otras personas que nos llevan a lastimar a otros o a nosotros mismos” es caer en lo que él califica como Conflicto Destructivo.

“El conflicto destructivo viene acompañado por el miedo al dolor, tanto a la expectativa del conflicto como por consecuencia de este…

Cuando permitimos que ese temor se apodere de nosotros, dejamos de sentirnos capaces de resolver los problemas que afrontamos y a menudo experimentamos emociones relacionadas con la desesperación, la vergüenza y la impotencia”.

Éste conflicto desaparece cuando aprendemos a amar a las personas, ponemos en práctica la caridad y el amor puro de Cristo con nuestros enemigos.

El profesor expresó que Jesús enseñó que es fácil amar a quienes nos aman y eso no representa un sacrificio. Él nos pide que estemos dispuestos a amar a estas personas aún cuando tal afecto parezca imposible o difícil.

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Ese tipo de amor requiere que afrontemos los conflictos con un sentimiento opuesto al rencor. Nos invita a abrirnos a las personas con las que tenemos un conflicto de una manera que exprese caridad, el amor puro de Cristo. 

La caridad demuestra esa clase de amor sin ninguna garantía de que las otras personas que son parte del conflicto harán lo mismo. 

El amor nos permite ver a nuestros hermanos y hermanas con quienes tenemos un conflicto con tanta claridad que sus necesidades y deseos son tan importantes para nosotros como los nuestros, sin importar cómo ellos nos vean”.

Chad Ford expresó que al esforzarnos por reconciliarnos con aquellas personas, podemos dejar de verlas como nuestros enemigos y ver en ellas el rostro de Dios. No es fácil, pero no es imposible.

Fuente: Liahona

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