Una vida sin tener hijos: Dios no olvida a Sus Hijas y Sus promesas siempre llegan

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Si eres una mujer Santo de los Últimos Días que está tratando de tener un bebé…

Si te preguntas cuál es tu propósito si es que no puedes tener hijos…

Si has anhelado con todo tu corazón tener hijos, pero aun no te es posible…

Si has orado constantemente por la oportunidad de ser madre…

Si has sostenido un bebé recién llegado del cielo y anhelaste que fuera tuyo…

Si has ansiado por el inocente llamado de un niño que te diga “Madre”…

Si has, con todo tu corazón de madre, confiado y creído en las promesas aún no cumplidas de Dios…

Si estás viendo que esa ventana de oportunidades en la tierra finalmente se cierra…

Entonces… Este artículo es para ti.

El deseo de ser madre

Imagen: Canva

Durante años, tú y yo hemos sido este tipo de mujer. Estéril. Sin hijos. Haciendo oración tras oración por el milagro de un bebé. Soñando que estas embarazada. Viendo a otras personas tener hijos. Sostener a sus bebés…

Es una situación difícil.

Personalmente, cuando he sido lo suficientemente humilde, he llegado a un lugar de aceptación y he confiado completamente en Dios y Su decisión. Sin embargo, la mayor parte del tiempo me he encontrado en algún punto intermedio: con mucho pena, lágrimas, dudas y anhelo.

Pero, hay algo más. 

Siempre pensé que si tuviera hijas, honraría a mis personajes femeninos favoritos de la Biblia dándole sus nombres a cada una de mis hijas.

Dado que no he tenido la oportunidad o el privilegio, quisiera honrarlas ahora compartiendo contigo cómo me han ayudado a afrontar el desafío de la infertilidad.

Sé que los personajes de quienes escribiré finalmente fueron bendecidos con un hijo o más. Reconozco que ese no ha sido mi caso y puede que tampoco sea tu situación, pero creo que su fe en Cristo (cuando lucharon con este tipo de dolor) puede fortalecer y reforzar la nuestra.

Eva

“Adam and Eve” por Douglas Fryer

En nada menos que el capítulo tres de Génesis, leemos que Adán llamó “el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella fue la madre de todos los vivientes”.

De esto, Sheri Dew enseñó perspicazmente:

“De todas las palabras que podrían haberse elegido para definir su papel y su esencia, tanto Dios Padre como Adán llamaron a Eva “la madre de todos los vivientes”. Y lo hicieron antes de que ella diera a luz un hijo. Como Eva, nuestra maternidad comenzó antes de que naciéramos”. -Sheri L. Dew, “Are We Not All Mothers?”

Cuando comprendí esto, ¡me llené de gozo! 

Esta verdad no solo insinúa la realidad de que la maternidad es un llamamiento eterno, sino que también nos enseña que las mujeres que no tienen hijos en este reino mortal aún tienen derecho a la maternidad mientras viven en la mortalidad.

Si bien los detalles difieren para cada mujer que participa de la maternidad sin participar de la experiencia del embarazo, la verdad absoluta es que aún pueden participar de ella.

No sé si Eva tuvo que esperar algún tiempo para concebir a sus hijos, probablemente no, ya que parte de la gran misión de Adán y Eva fue multiplicarse y henchir la tierra.

Lo que sí sé es que ella me ha ayudado a darme cuenta de que todavía tengo un papel en la maternidad. ¡Siendo estéril, todavía puedo participar de esto aquí y ahora!

Esto comprende mucho, pero ciertamente incluye ir a la Iglesia el Día de la Madre y aceptar con gratitud el regalo del Día de la Madre y los mensajes de este entregados con dulzura.

Gracias, magnífica Madre Eva, por enseñarme que una mujer estéril tiene un lugar especial bajo el amplio paraguas de la maternidad.

Sara

Abraham y Sara. Imagen: Internet

Amo a Abraham y a Sara. La Biblia nos relata que Abraham y Sara eran personas avanzados en edad y que Sara era estéril.

Aun así el Señor le prometió que sería la “madre de naciones” (Gen 17:16) y que su posteridad sería como las “estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar” (Gen 22: 17).

Ante esto, Sara le preguntó cómo podría ser si ella tenía noventa años.

“¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?”. -Gen 18: 12 

Es ahí donde vino el entrañable recordatorio del Señor: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”

Sabemos lo que sucedió después. Sara en efecto concibió y dio a luz un hijo, Isaac. Ella se convirtió en la madre de las naciones. La dulce Sara recibió el cumplimiento de la promesa de Dios.

Algunos de nosotros tendremos que esperar toda una vida mortal, pero la promesa es segura para aquellos que son fieles.

En nuestra espera, te invito a recordar y atesorar las palabras del élder Jeffrey R. Holland:

“Algunas bendiciones nos llegan pronto, otras llevan más tiempo, y otras no se reciben hasta llegar al cielo; pero para aquellos que aceptan el Evangelio de Jesucristo, siempre llegan”. –“Sumo sacerdote de los bienes venideros”

Ana

Ana. Image: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

He apreciado a Ana durante mucho tiempo. Me siento conectada a ella. 

Derramé muchas lágrimas con ella. 

“Por lo cual ella lloraba y no comía… Ella, con amargura de alma, oró a Jehová y lloró desconsoladamente”.- 1 Sam 1: 7, 10

Oré con ella. 

“…Ella oraba largamente delante de Jehová…soy una mujer atribulada de espíritu…he derramado mi alma delante de Jehová”. – 1 Sam 1: 12, 15

Me regocijé con ella cuando Elí le prometió: 

“Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”. – 1 Sam 1: 17

Me llené de esperanza y amor por ella al llegar a los versículos 19 y 20. 

“Y Jehová se acordó de ella. Y aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo.”

¡Ella concibió un hijo! ¡Finalmente! ¡Su promesa fue cumplida! ¡Al fin!

He pasado por muchos momentos de desafío, tratando de creer en las promesas de Dios para mí, Ana me ayudó a creer en una promesa del Señor: Cree. Solamente Cree.

Rebeca

“Rebekah at the Well” por Michael Deas.

Antes de morir, el padre Abraham envió a su siervo de confianza de regreso a su país de origen a que encontrara una esposa para su hijo de cuarenta años, Isaac. 

Encontró a Rebeca, y ella, de buena gana, simplemente dijo: “Sí, iré”.

La Biblia dice que Isaac tomó a Rebeca por esposa y “él la amó”. Pero ella también era estéril.

“Y oró Isaac a Jehová por su esposa, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca, su esposa”. –Gen 25: 21

Aquí vemos el poder de un cónyuge en oración. Si Dios así lo desea, la fe de los esposos que oran puede brindar milagros. Me encanta la realidad de esto.

Embarazada de mellizos y preguntándose por qué fue así, el registro dice que Rebeca “fue a consultar al Señor”. Embarazada o no embarazada, el principio de consultar al Señor para averiguar el “por qué” es poderoso.

Rebeca me enseñó que también puedo preguntarle al Señor cuál de Su voluntad y propósito para mí. Con el paso de los años, he tenido tiernas revelaciones que me han ayudado a comprender mejor mi misión.

Aprecio a Rebeca por su mente inquisitiva, por acudir a Dios en busca de una respuesta y por simplemente decir: “Iré”.

Gracias, por enseñarme a acudir a Dios en busca de respuestas, de explicaciones y revelación personal.

La promesa para toda Hija de Dios

Foto: Canva

“El Señor compensa a los fieles por toda pérdida. Lo que sea quitado de los que amen al Señor les será añadido, a la manera de Él.

Aunque quizás no llegue en el momento que deseemos, los fieles sabrán que toda lágrima de hoy, con el tiempo, será compensada cien veces con lágrimas de regocijo y de gratitud“. -Joseph B. Wirthlin, “Venga lo que venga, disfrútalo”

Si has confiado y creído en la promesa del Señor, si ansías por sostener a un hijo tuyo, si sientes que ya no tienes la oportunidad de ser madre…

Entonces, recuerda que al igual que la Madre Eva nuestra maternidad viene desde antes de nacer. 

Recuerda que las promesas del Señor se cumplen aun cuando no sepamos cómo lo hará, si en esta vida o en la venidera. El gozo que Sara sintió también será el nuestro. 

Recuerda que creer, solo creer, en las promesas de Dios nos brinda esperanza en las cosas buenas que vendrán.

Podemos acudir a Él en oración para saber lo que debemos hacer, esperando en Cristo sabiendo que toda promesa se cumplirá para los hijos e hijas de Dios.

“Mantén la cabeza en alto; al final todo saldrá bien. Confía en Dios y cree en las cosas buenas que están por venir”. –Jeffrey R. Holland

Fuente: Meridian Magazine

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