¿Es posible volver al pasado? Lo que nos enseña la Expiación de Jesucristo

hombre sosteniendo un reloj

Más allá de las increíbles posibilidades de la ciencia ficción, que nos entretienen, varios científicos ya han hecho investigaciones sobre “volver en el tiempo”.

Sin embargo, en este artículo abordaremos los aspectos teológicos concernientes al tema.

El tiempo es relativo

reloj digital

¿Es posible viajar en el tiempo para arreglar nuestros errores? ¿Dios lo permitiría? Imagen: Canva

En las Escrituras, encontramos pasajes que hablan sobre el tiempo y señalan la diferencia entre el “tiempo medido por los hombres” y el “tiempo de Dios”:

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).

Este pasaje hace referencia al tiempo “debajo del cielo”. Para Dios, la realidad temporal es muy diferente a la nuestra. Al hablar sobre el orden en que resucitarán los muertos, Alma añadió:

“Todo es como un día para Dios, y solo para los hombres está medido el tiempo” (Alma 40:8).

Por su parte, José Smith recibió la siguiente pregunta:

“¿No se calcula el tiempo de Dios, el de los ángeles, el de los profetas y el del hombre, de acuerdo con el planeta en que residen?” (Doctrina y Convenios 130:4).

ángeles ayudando a una persona

Ministering por Linda Curley Christensen.

El profeta respondió: “Sí” y luego agregó:

“Los ángeles no moran en un planeta como esta tierra; sino que viven en la presencia de Dios, en un globo semejante a un mar de vidrio y fuego, donde se manifiestan todas las cosas para su gloria, pasadas, presentes y futuras, y están continuamente delante del Señor” (Doctrina y Convenios 130:6-7).

Entonces, los ángeles y el mismo Dios, no están limitados a un orden temporal similar al nuestro, ya que no habitan nuestro planeta.

Los seres celestiales no “viven” según nuestro tiempo lineal no solo porque no moran en esta Tierra, sino por su estado especial intrínseco:

“[Dios] comprende todas las cosas, y todas las cosas están delante de él, y todas las cosas están alrededor de él; y él está sobre todas las cosas, y en todas las cosas, y por en medio de todas las cosas, y circunda todas las cosas; y todas las cosas son por él, y de él, sí, Dios, para siempre jamás” (Doctrina y Convenios 88:41).

Aunque, con frecuencia, el pasado, el presente y el futuro están delante de Dios, y son “un eterno ahora” (Moisés 1:6), las Escrituras revelan que existe una realidad temporal superior, que permite la distinción entre las eternidades (Doctrina y Convenios 39:1) y eventos divinos (Abraham 5:1-3).

manos de Dios

El tiempo de Dios es distinto al de los hombres. Imagen: Canva

El élder Neal A. Maxwell, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó:

“Dios no vive en la dimensión del tiempo como nosotros; no sólo nos obstaculiza (tanto física como intelectualmente) nuestro estado finito sino también el encontrarnos en la dimensión del tiempo.

Por otra parte, dado que ‘todas las cosas están presentes’ para Dios, Él no solamente predice basándose únicamente en el pasado.

En una forma que no está clara para nosotros, Él ve el futuro en lugar de preverlo, ya que todas las cosas a la vez están presentes delante de Él” (Things As They Really Are, 1978, pág. 29; véase también Alma 40:8; Doctrina y Convenios 130:4–7).

A pesar de todos los misterios alrededor del fenómeno del tiempo, sabemos que Dios “ha dado una ley a todas las cosas, mediante la cual [las cosas] se mueven en sus tiempos y estaciones”.

Sabemos que:

“…sus cursos son fijos, sí, los cursos de los cielos y de la tierra, que comprenden la tierra y todos los planetas.

Y se dan luz unos a otros en sus tiempos y estaciones, en sus minutos, en sus horas, sus días, sus semanas, sus meses y sus años. Todos estos son un año para Dios, mas no para el hombre” (Doctrina y Convenios 88:42-44).

reloj de arena y un hombre

En las Escrituras se revela cómo funciona el tiempo de Dios. Imagen: Canva

Con respecto al tiempo del Señor, las Escrituras declaran que “para el Señor un día es como mil años y mil años como un día” (2 Pedro 3:8, Salmo 90:4). José Smith aprendió esto al traducir papiros antiguos:

“Kólob, que significa la primera creación, la más próxima a lo celestial, o sea, a la morada de Dios. Primera en gobierno, última en cuanto a la medida de tiempo. La medida corresponde al tiempo celestial, que significa un día por codo. Un día en Kólob equivale a mil años, según la manera de medir de esta tierra, a la cual los egipcios dan el nombre de Jah-oh-eh” (Facsímil 2, Figura 1, Perla de Gran Precio).

De hecho, aprendemos de la teofanía de Abraham:

“Y el Señor me dijo por el Urim y Tumim que Kólob era conforme a la manera del Señor, según sus tiempos y estaciones en sus revoluciones; que una revolución era un día para el Señor, según su manera de contar, que es mil años de acuerdo con el tiempo que le es señalado a esa donde estás. Esta es la computación del tiempo del Señor, según el cómputo de Kólob” (Abraham 3:4).

La doctrina de la expiación y el tiempo

bondad

Si pudiéramos volver el tiempo para arreglar nuestros errores, ¿dónde quedarían los frutos de la expiación? Imagen: La Iglesia de Jesucristo

La expiación de Jesucristo es el sacrificio infinito y eterno que realizó un Dios amoroso por nosotros y toda la creación.

Cristo sufrió por nuestros pecados, dolores y angustia para que todos nos salváramos si cumplíamos la ley de Dios.

Comprender la naturaleza de la expiación es clave para responder muchas preguntas fundamentales y no tan relevantes. 

Así que, sospecho que, si entendemos lo suficiente sobre la expiación, incluso podríamos descubrir si viajar en el tiempo es una posibilidad o no.

La expiación se efectuó en “un momento de la eternidad” y se puede señalar cuándo se llevó a cabo.

Comenzó en la madrugada del jueves al viernes, durante la ferviente oración de Cristo en Getsemaní. Continuó hasta el momento glorioso de la resurrección, el domingo por la mañana. Esto sucedió en el meridiano de los tiempos, cuando el Señor tenía unos 33 años.

expiación de jesucristo

Cristo sufrió cada uno de nuestros dolores y pecados para darnos el don del arrepentimiento. Imagen: La Iglesia de Jesucristo

Sin embargo, en términos de alcance y eficacia, la expiación es eterna. El élder Tad R. Callister dijo:

“La expiación se aplica a lo largo de la ‘infinita inmensidad de la eternidad’ tanto retroactiva como prospectivamente. (…)

Este fue también el testimonio del Salvador: ‘Mi salvación será para siempre’ (Isaías 51:6)” (Expiación Infinita, pág. 84).

Entonces, si fuera posible retroceder en el tiempo, para, por ejemplo, deshacer tus errores o evitar el dolor, los propósitos de la expiación se desvirtuarían. Asimismo, no sería necesaria la fe en Dios, el arrepentimiento y las ordenanzas del evangelio.

Se podría especular que, debido a que la expiación es infinita, podría cubrir una infinidad de situaciones que quisiéramos arreglar retrocediendo el tiempo.

En cuanto a la eficacia, en realidad no hay dudas, porque la expiación hizo que el Señor “estuviese en todas las cosas y a través de todas las cosas” (Doctrina y Convenios 88:6).

Sin embargo, en lo que respecta a la posibilidad metafísica de viajar en el tiempo, las Escrituras muestran que es imposible.

sol

No es posible que volvamos al pasado, pero Dios tiene poder sobre los confines de la realidad. Imagen: Canva

Leemos que en una ocasión “el sol se detuvo y también la luna, hasta que la gente [de Israel] se hubo vengado de sus enemigos” (Josué 10:12-14).

En otro pasaje, leemos sobre una señal que el profeta Isaías le dio al malvado rey Acaz al “demorar” el tiempo (Isaías 38:7-8). Estos casos se explican en el Libro de Mormón:

“Si [Dios] dice a la tierra: Vuélvete atrás, para que se alargue el día muchas horas, es hecho.

Y así, según su palabra, la tierra se vuelve hacia atrás, y al hombre le parece que el sol se ha quedado estacionario; sí, y he aquí, así es, porque ciertamente la tierra es la que se mueve y no el sol” (Helamán 12:15).

Presta atención a esta frase: “Al hombre le parece que el sol se ha quedado estacionario”. Dios, que tiene todo el poder, es capaz de todas las cosas dentro de los confines de la realidad que Él creó. Sin embargo, aunque la Tierra retroceda, el tiempo lineal de los hombres no retrocede, solo genera una impresión de prolongación.

hombre con una Biblia

Volver en el tiempo no se encuentra dentro de los planes que Dios tiene para nosotros. Imagen: Canva

Ninguno de los pasajes de las Escrituras hace referencia a “viajes en el tiempo”, excepto cuando se trata de alguna visión de la eternidad, como hablaré más adelante.

Retroceder en el tiempo para cambiar lo que sucedió es imposible debido a la doctrina de la expiación y otros pasajes de las Escrituras.

La verdad es que “Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18) y “si no mejoramos nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene la noche de tinieblas en la cual no se puede hacer obra alguna” (Alma 34:33).

Acceder al pasado y vivir nuevamente

hombre caminando contra el tiempo

Retroceder en el tiempo para cambiar lo que sucedió es imposible debido a la doctrina de la expiación. Imagen: Canva

Si bien la doctrina de la expiación no permite viajar en el tiempo, para cambiar el pasado, sí parece coincidir con la posibilidad de acceder a él.

Los profetas en las Escrituras vieron eventos pasados ​​y futuros, ya sea nuestro pasado preterrenal (Abraham 3), la creación del mundo (Génesis 1-2) y el futuro (1 Nefi 11-14).

El término vidente tiene un significado especial en este contexto: un vidente “puede saber de cosas que han pasado y también de cosas futuras” (Mosíah 8:17).

El Salvador mismo profetizó acerca de los últimos días (Mateo 24). Así, la capacidad de saber exactamente qué sucedió y exactamente qué sucederá es un don espiritual recurrente en las Escrituras.

Esto significa que es posible acceder al pasado, verlo y sentirlo, de manera perfecta, pero no volverlo a vivir o cambiarlo.

revelación

El pasado, presente y futuro son un eterno hoy para Dios. Foto: Canva

Se nos dice que en el futuro cuando esta Tierra, en su estado santificado e inmortal, se vuelva como un cristal:

“Será un Urim y Tumim para los habitantes que moren en ella, mediante el cual todas las cosas pertenecientes a un reino inferior, o sea, a todos los reinos de un orden menor, serán manifestadas a los que la habiten; y esta tierra será de Cristo” (Doctrina y Convenios 130: 9).

Asimismo, sabemos que aquellos que merecen el Reino Celestial recibirán:

“La piedrecita blanca mencionada en el Apocalipsis, capítulo 2, versículo 17, […] y por ese medio se darán a conocer cosas pertenecientes a un orden superior de reinos” (Doctrina y Convenios 130: 9 -10)

En esa condición exaltada seremos como Dios, estaremos en una realidad temporal y especial, y todo será un eterno hoy. Tendremos pleno acceso a todo el conocimiento de los “reinos inferiores”: pasado, presente y futuro.

Conclusión

hombre caminando bajo un reloj

No tenemos que volver al pasado para “arreglar” nuestros errores porque, gracias a Cristo, tenemos el don del arrepentimiento. Imagen: Canva

Podríamos investigar mucho más sobre el tema.

Sin embargo, al reflexionar sobre las teorías científicas y las implicaciones filosóficas, debemos considerar lo que las Escrituras revelan.

Una de las verdades fundamentales es la expiación de Jesucristo.

El sacrificio que hizo por todos implica que podemos corregir nuestras faltas, pero no volviendo al pasado, sino a través del arrepentimiento sincero.

*Portada: Imagen de Canva

Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Lucas Guerreiro y fue publicado en Mais Fe con el título “É possível voltar ao passado? O que a Expiação nos ensina“.

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